La propiedad - Terciopelo
La propiedad - Terciopelo
La propiedad - Terciopelo
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
la <strong>propiedad</strong><br />
ya. Así había decidido enfrentarse a él, al hombre que sería su<br />
lord antes de que el día tocara a su fin.<br />
Cathryn saludó con una elegante reverencia a los recién<br />
llegados.<br />
—Greneforde os da la bienvenida —anunció con calma, sin<br />
elevar el tono de voz—. Desmontad y entrad, pues, y seréis<br />
atendidos como os merecéis.<br />
William, tan concentrado como estaba en la reacción de<br />
Cathryn hacia él y completamente perplejo al ver que ella sólo<br />
se había quedado momentáneamente desconcertada, miró a su<br />
alrededor y vio que de los rincones sumidos en la penumbra<br />
empezaban a salir algunos hombres. No eran muchos, aunque<br />
él no sabía si aquel número escaso representaba la totalidad de<br />
los habitantes de Greneforde. Realmente no había nada notable<br />
en aquellos hombres. De hecho, cuanto más los observaba<br />
más seguro estaba de que lo único destacable de aquellos hombres<br />
que emergían entre las sombras con porte inseguro era su<br />
aspecto mugriento. Sus cuerpos estaban cubiertos por andrajos,<br />
y aunque William podía entender que no dispusieran de<br />
otros atuendos más dignos, no acababa de comprender su evidente<br />
falta de higiene personal, dada la proximidad al río.<br />
Rowland estudió la cara de William y sus ojos brillaron<br />
burlonamente, pero cuando habló usó un tono educado.<br />
—¿Y bien? ¿Qué opina el lord de Greneforde de sus habitantes?<br />
William resopló suavemente mientras se quitaba las manoplas<br />
que le protegían las manos del frío.<br />
—Opino que necesitan un baño —contestó con un gruñido<br />
apagado.<br />
—¿Cuál será el primer compromiso que adoptes como<br />
lord? ¿Preparar baños para todos?<br />
William fulminó a Rowland con una mirada glacial, pero<br />
contestó sin perder los nervios:<br />
—No sería una pérdida de tiempo, y más teniendo en cuenta<br />
que a partir de ahora tendré que estar todos los días en contacto<br />
con ellos.<br />
Rowland sonrió y desmontó. A continuación entregó las<br />
riendas a un anciano jorobado con las manos mugrientas. Ob-<br />
33