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La propiedad - Terciopelo

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claudia dain<br />

robusta, y lady Cathryn ya se está preparando para tu inminente<br />

llegada.<br />

Al ver que nuevamente le recordaban la figura de lady<br />

Cathryn, William se sintió obligado a preguntar:<br />

—¿Y qué tal está lady Cathryn de Greneforde?<br />

—Cuando le di la noticia de que el rey había ordenado su<br />

matrimonio, aceptó las nuevas con calma —recitó Kendall con<br />

cuidado. Llevaba más de una hora ensayando las palabras<br />

exactas que iba a pronunciar, y se sentía satisfecho con la verdad<br />

empañada que transmitía el mensaje.<br />

—¿No te dije que seguramente reaccionaría así? —William<br />

sonrió a Rowland.<br />

Rowland sólo sonrió efímeramente, y su tez oscura asintió<br />

con aquiescencia.<br />

—¿<strong>La</strong> señora estará lista cuando yo llegue? —Quiso saber<br />

William específicamente, ansioso de superar cuanto antes<br />

aquel posible punto de conflicto.<br />

—Cuando le dije que tenía que casarse con William le<br />

Brouillard por orden de Henry II, lady Cathryn no dijo ni una<br />

sola palabra en contra y desapareció rápidamente para disponer<br />

los preparativos —replicó Kendall, diciendo técnicamente<br />

la verdad.<br />

—Parece una mujer con un notable autocontrol —terció<br />

Godfrey suavemente.<br />

—Sí —convino William—, una virtud ciertamente valiosa<br />

en una esposa. Tal y como has dicho —continuó, dirigiendo su<br />

conversación hacia Godfrey— han sido muchos años de guerra,<br />

y probablemente se sentirá aliviada al saber que muy<br />

pronto tendrá un esposo que podrá defender las tierras y darle<br />

descendencia. En resumidas cuentas, eso es lo que todas las<br />

mujeres quieren, ¿no? —concluyó con un tono desenfadado.<br />

Kendall se puso a juguetear incómodo con las manoplas,<br />

que parecían estar provocándole innumerables problemas. A<br />

su vez, el padre Godfrey empezó a manosear las cuentas del<br />

rosario que colgaba de su cinto, con una expresión contemplativa<br />

en el rostro. Parecía que ésas eran las únicas respuestas<br />

que William iba a obtener. <strong>La</strong> actitud de sus compañeros lo<br />

desconcertó. ¿Por qué esas muestras contenidas de perturba-<br />

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