Pensadores dominicanos del siglo XX - Claro

«LA CAFETERA» DE LA CALLE
EL CONDE, DONDE SE CELEBRABAN
TERTULIAS LITERARIAS
UN SIGLO DE LITERATURA DOMINICANA. MODERNISMO Y POSTMODERNIDAD, LIBERTAD Y VASALLAJE
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protestas, acalladas por la represión desatada por Trujillo después
del «interludio de tolerancia» que se vio obligado a permitir en
1946 por las presiones internacionales después de finalizada la Se-
gunda Guerra Mundial. La aparición del Partido Socialista Popu-
lar y de Juventud Democrática, el despertar del movimiento obre-
ro, la frustrada invasión de Luperón en el 1949, las manifestacio-
nes de oposición y la reacción sangrienta del régimen fueron la
dínamo que transformó la atmósfera social y la actitud de los jóve-
nes de la pequeña burguesía, entre los que se encontraban los poe-
tas del 48. A fines de los cincuenta la disidencia era incontrolable.
En La Cafetera, lugar de reunión de los intelectuales de la época,
donde se encontraban con frecuencia Contín Aybar, Julio Gonzá-
lez Herrera, Baeza Flores, Javier Malagón, José Aníbal Sánchez,
los poetas del 48 y los más jóvenes, Marcio Veloz Maggiolo, Ra-
món Francisco y Teté Robiou; en La Bombonera o en la Cafetería
Jai Alai, en las reuniones de la Sociedad Cultural Alfa y Omega
UN SIGLO DE LITERATURA DOMINICANA. MODERNISMO Y POSTMODERNIDAD, LIBERTAD Y VASALLAJE
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que se realizaban en la casa de Delia Weber, o en el hogar paterno
de Abelardo Vicioso, que en 1956 introdujo clandestinamente,
copiado a mano, El Canto General de Pablo Neruda, en las tertu-
lias y en las discusiones sobre las ideas en circulación, la oposición
a Trujillo era el denominador común. El clima de inconformidad y
la denuncia de la dictadura aparecen en muchos de los textos de la
Generación del 48 a través de un lenguaje hermético, en el que
proliferan símbolos que remiten al silencio, a la muerte y a la in-
justicia, a los que oponen la aspiración de libertad, el misticismo y
el amor y la fraternidad entre los hombres. El existencialismo y la
problemática del intelectual falto de fe y atrapado en sus circuns-
tancias fue otra manera de reaccionar ante la opresión de la tira-
nía. A pesar de no haber sido un opositor al régimen, Ramón La-
cay Polanco ejemplifica esta tendencia en la narrativa, con sus
excelentes novelas La mujer de agua (1949) y En su niebla (1950).
La actividad de la Generación del 48 atraviesa los años finales de
la dictadura para alcanzar principalía en el escenario cultural duran-
te los años posteriores a la muerte del dictador, con la revista Testi-
monio (1964-1966), la preeminencia de algunos de sus integrantes
en los centros de saber y de cultura, y sobre todo por la madurez de
textos como Centro del Mundo (1962) de Máximo Avilés, Los días
irreverentes (1966) de Luis Alfredo Torres, Diálogo con Simeón (1977)
de Víctor Villegas, y Crónica del Sur (1964) de Lupo Hernández Rue-
da. Con los poetas del 48 se inicia el primado de la ideología del
compromiso político que definió la literatura de las décadas siguien-
tes. De la tiranía trujillista, la literatura y sus autores desembocarían
en la tiranía de las ideologías.