Pensadores dominicanos del siglo XX - Claro
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PENSADORES DOMINICANOS DEL SIGLO <strong>XX</strong> Y EL SURGIMIENTO DE LA CONCIENCIA NACIONAL<br />
393<br />
Para la época en que se produjo la ocupación militar norteame-<br />
ricana, la intelligentsia dominicana se hallaba enfrascada en el de-<br />
bate de si constituíamos o no una nación en el moderno sentido<br />
sociológico <strong>del</strong> concepto. La turbulenta historia nacional; el es-<br />
tancamiento de nuestro sistema educativo; las permanentes crisis<br />
económicas; la ausencia de legitimidad en nuestras instituciones<br />
sociales; el escaso desarrollo demográfico; y el amplio grado de in-<br />
cultura de nuestras mayorías, rural en su casi totalidad, sin duda<br />
alguna constituyeron ingredientes de primer orden en la forma-<br />
ción de concepciones revestidas de cierto pesimismo en torno <strong>del</strong><br />
ser nacional y de las posibilidades de supervivencia colectiva.<br />
LUIS C. DEL CASTILLO DOBLE PÁGINA SIGUIENTE:<br />
En los mentideros intelectuales se hablaba de una supuesta in-<br />
MARINES ENTRE MONTECRISTI<br />
Y SANTIAGO, EN JUNIO DE 1916<br />
capacidad <strong>del</strong> pueblo dominicano para resolver por sí solo sus pro-<br />
blemas vitales; y aun cuando no eran teorías que descreían <strong>del</strong><br />
pueblo dominicano y de su porvenir, eran, en puridad de verdad,<br />
planteamientos originales y sinceros a fin de brindar una explica-<br />
ción lo más objetiva posible acerca <strong>del</strong> comportamiento socio-si-<br />
cológico de los <strong>dominicanos</strong>.<br />
Las causas de las desventuras dominicanas, en el concepto de<br />
Peña Batlle, había que buscarlas en nuestro pasado, sobre todo en<br />
las devastaciones de Osorio, en el Tratado de Basilea, en las inva-<br />
siones de Toussaint y Dessalines, y, también, en la Dominación<br />
Haitiana. Tal punto de vista robustecía su convicción respecto de<br />
que los <strong>dominicanos</strong> no éramos los únicos responsables de nuestra<br />
incapacidad nacional.<br />
«Los extranjeros -decía- lo son en la misma medida que noso-<br />
tros. En 1916 pagábamos el precio de los desaciertos y desafueros