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Lenguaje - Ministerio del Poder Popular para la Educación

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La llorona<br />

Leyenda <strong>la</strong>tinoamericana<br />

La leyenda de <strong>la</strong> llorona nace en el sitio donde se fundó <strong>la</strong> ciudad de<br />

México, lo que hoy se conoce como DF, o Distrito Federal. Esta leyenda también<br />

se conoce en Venezue<strong>la</strong> con el mismo nombre en distintas partes <strong>del</strong> país.<br />

Cuentan que existió una mujer indígena que tenía un romance<br />

con un caballero español. Como fruto de este amor, nació un niño que<br />

<strong>la</strong> madre atendía con mucha devoción.<br />

Cuando <strong>la</strong> joven solicita a su novio formalizar <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción, el caballero<br />

<strong>la</strong> esquivaba y luego <strong>la</strong> deja. Dolida y desesperada, abandonó a su hijo en<br />

un río y luego se suicida porque no soporta <strong>la</strong> culpa.<br />

Desde ese día, se escucha el <strong>la</strong>mento lleno de dolor de <strong>la</strong> joven. A media<br />

noche y principalmente cuando había Luna, los habitantes <strong>del</strong> pueblo<br />

l<strong>la</strong>nero ubicado cerca <strong>del</strong> río, despertaban espantados al oír los tristes y<br />

desgarradores gritos. Quienes lograron ver<strong>la</strong>, cuentan que era una<br />

mujer <strong>del</strong>gada, toda vestida de b<strong>la</strong>nco y que se esfumaba en el<br />

camino al río.<br />

La soledad de <strong>la</strong>s calles y p<strong>la</strong>zas, el traje, el aire, el<br />

pausado andar de aquel<strong>la</strong> mujer misteriosa y, sobre todo,<br />

lo penetrante, agudo y prolongado de su gemido, formaba<br />

un conjunto que aterrorizaba a cuantos <strong>la</strong> veían y oían, y no<br />

pocos valientes quedaban en presencia de aquel<strong>la</strong> mujer,<br />

mudos, pálidos y fríos como el mármol. Los más atrevidos<br />

apenas osaban seguir<strong>la</strong> a <strong>la</strong>rga distancia, aprovechando<br />

<strong>la</strong> c<strong>la</strong>ridad de <strong>la</strong> Luna, sin lograr otra cosa que ver<strong>la</strong><br />

desaparecer llegando al río, como si se sumergiera entre<br />

<strong>la</strong>s aguas.<br />

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