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PAGINA 36 | ESCENA GLOBAL<br />

“El arte muere porque se<br />

confunde con la economía”<br />

Pier-Luigi Sacco, profesor de Economía del Arte <strong>en</strong> la<br />

Universiad de Bologna disertó <strong>en</strong> Plácidos Domingos<br />

Por Pier-Luigi Sacco<br />

Roberto Jacoby: Recibimos con placer a Pier-Luigi <strong>en</strong> esta actividad<br />

del Proyecto V<strong>en</strong>us ya que es la primera interv<strong>en</strong>ción<br />

de un economista que estudia <strong>en</strong> especial la economía del arte<br />

y la cultura.<br />

Pier-Luigi Sacco: Empezando, t<strong>en</strong>go que disculparme porque<br />

mi español es básico y fragm<strong>en</strong>tario, lo apr<strong>en</strong>dí empíricam<strong>en</strong>te;<br />

<strong>en</strong>tonces, si hay necesidad de explicar conceptos demasiado<br />

complicados, buscaré la ayuda de algui<strong>en</strong> que puede<br />

traducir los pasajes más peligrosos.<br />

El tema que quiero tratar esta noche, es un tema que <strong>en</strong> Europa<br />

está empezando a ser tratado como una alternativa al<br />

p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to económico tradicional cuando se examina la di -<br />

m<strong>en</strong>sión económica del mercado del arte y de los mercados<br />

culturales <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral.<br />

Normalm<strong>en</strong>te, cuando se analiza la dim<strong>en</strong>sión económica de<br />

un mercado cultural, la idea es que, básicam<strong>en</strong>te, es un mercado<br />

como todos los otros; hay algunas difer<strong>en</strong>cias que ti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />

que ver con el hecho, por ejemplo, de que esos mercados son<br />

- con la excepción del mercado de la música pop o el mercado<br />

de los libros- mercados pequeños. Sin embargo, el tipo de<br />

análisis que se hace es el mismo que cuando se estudia el<br />

mercado de las papas - por ejemplo-. Creo que esto es un<br />

problema porque la naturaleza del mercado del arte y la cul -<br />

tura, hoy, es absolutam<strong>en</strong>te particular y, esa particularidad,<br />

puede ayudar a compr<strong>en</strong>der también lo que pasa <strong>en</strong> los mercados<br />

más g<strong>en</strong>erales.<br />

Mi s<strong>en</strong>sación es que, actualm<strong>en</strong>te, el tipo de producción de<br />

valor <strong>en</strong> la mayor parte de los mercados, está conectada con<br />

una dim<strong>en</strong>sión de culturalización del valor. Ahora explicaré <strong>en</strong><br />

qué s<strong>en</strong>tido.<br />

El problema se puede compr<strong>en</strong>der si consideramos, por ejemplo,<br />

cómo evolucionaron las comunicaciones publicitarias <strong>en</strong><br />

los últimos veinte años.<br />

Hace veinte años la comunicación publicitaria constantem<strong>en</strong>te<br />

se mudó como abstracción del producto. Inicialm<strong>en</strong>te, la<br />

idea fue: éste es el producto, éstas son las características del<br />

producto; si te gusta, si ti<strong>en</strong>e lo que tú necesitas, lo compras<br />

o no; lo que es perfectam<strong>en</strong>te coher<strong>en</strong>te con la idea tradicional<br />

de que el consumidor ti<strong>en</strong>e prefer<strong>en</strong>cias predeterminadas<br />

como si estuvieran <strong>en</strong> el código g<strong>en</strong>ético. Esta es la idea clásica<br />

del p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to económico: la prefer<strong>en</strong>cia no puede ser<br />

discutida porque la prefer<strong>en</strong>cia se asume como el color de los<br />

ojos, es una característica <strong>en</strong> el consumidor. El consumidor<br />

conoce sus prefer<strong>en</strong>cias y puede emitir y emiti<strong>en</strong>do realiza<br />

esa prefer<strong>en</strong>cia para ser feliz. El consumidor es el mejor juez<br />

de la felicidad propia. Esta es la tesis de la racionalidad del<br />

consumir que es la base del p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to económico liberal.<br />

La idea es que si el mercado puede funcionar normalm<strong>en</strong>te,<br />

el mercado realizará mecánicam<strong>en</strong>te la felicidad de cada consumidor;<br />

la única excepción es la falta del poder de compra.<br />

Ese es el problema, pero si es así, simplem<strong>en</strong>te se puede<br />

cambiar la distribución del poder de compra y el mercado puede<br />

funcionar y cada uno buscar como quiere la felicidad propia.<br />

Esta idea, básicam<strong>en</strong>te ti<strong>en</strong>e una conexión con el hecho de<br />

que las prefer<strong>en</strong>cias son un hecho, son una característica<br />

propia del consumidor. Pero, si nosotros consideramos críticam<strong>en</strong>te<br />

la comunicación publicitaria hoy, hay hechos difer<strong>en</strong>tes<br />

que crean dudas sobre esta manera de considerar el proceso<br />

de la elección del consumidor, cómo elige y cómo se comporta<br />

<strong>en</strong> el mercado. ¿Se compr<strong>en</strong>de? (Es un español pintoresco,<br />

pero esto es al mom<strong>en</strong>to lo que puedo ofrecer...)<br />

La comunicación publicitaria claram<strong>en</strong>te nos muestra que:<br />

1. frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, y cada vez más, no hay testigos que g<strong>en</strong>er<strong>en</strong><br />

confianza sobre lo que se dice respecto de las características<br />

del producto mostrado <strong>en</strong> el publicidad.<br />

Por ejemplo, si yo hago la publicidad de la pasta de di<strong>en</strong>tes,<br />

<strong>en</strong> esa publicidad el que habla no es un d<strong>en</strong>tista, es un actor,<br />

y éste actor está pagado para hablar de la pasta de di<strong>en</strong>tes.<br />

Si nosotros fuéramos consumidores racionales, t<strong>en</strong>dríamos<br />

que s<strong>en</strong>tirnos of<strong>en</strong>didos por esto. Es como un chiste, porque<br />

ésta g<strong>en</strong>te no ti<strong>en</strong>e ninguna autoridad para aconsejarnos ésta<br />

específica pasta de di<strong>en</strong>tes. El problema es que parece que<br />

no estamos interesados <strong>en</strong> las características especificas de<br />

la pasta de di<strong>en</strong>tes, estamos más interesados <strong>en</strong> cómo esta<br />

específica comunicación construye <strong>en</strong> nosotros un proceso de<br />

p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to, un proceso de s<strong>en</strong>tido que ti<strong>en</strong>e que ver con la<br />

idea de salud, con la idea de ser bello; pero no hay una conexión<br />

racional <strong>en</strong>tre lo que vimos, lo que se dijo <strong>en</strong> la publicidad<br />

y las características del producto. Eso es muy importante.<br />

Voy a dar otro ejemplo más radical: la política de construcción<br />

del valor de B<strong>en</strong>etton como marca, es una política muy interesante,<br />

porque <strong>en</strong> este caso la desaparición del producto es<br />

total; y esto, fue muy innovador porque empezó a fines de los<br />

años och<strong>en</strong>ta, cuando la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia no era clara como la vemos<br />

hoy.<br />

La idea fue conectar el producto con temas que no t<strong>en</strong>ían nada<br />

que ver con el producto <strong>en</strong> lo absoluto. Esa fue la idea g<strong>en</strong>ial<br />

de Oliviero Toscani, conectar el producto a la g<strong>en</strong>te que<br />

muere de SIDA o a los niños que recién nacieron. Imág<strong>en</strong>es<br />

chocantes, imág<strong>en</strong>es que sugerían que B<strong>en</strong>etton es más un<br />

estilo de vida que un específico producto. Esto es importantísimo,<br />

ya que esta ida es c<strong>en</strong>tral <strong>en</strong> la nueva economía postindustrial.<br />

Los productos no son importantes como productos<br />

que satisfac<strong>en</strong> necesidades, los productos son indicios de un<br />

nuevos estilo de vida que los consumidores pued<strong>en</strong> disfrutar<br />

para construir una imag<strong>en</strong> personal que es una suerte de mitología<br />

privada. Esa es la idea. Ahora t<strong>en</strong>emos que compr<strong>en</strong>der<br />

por qué esto pasa ahora y no hace veinte años, pero es<br />

importante establecer este primer punto: La idea es que hoy<br />

los productos no sirv<strong>en</strong> básicam<strong>en</strong>te para responder a nece-

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