rista y el extraño caso del señor ikea - CDD IMPIVA disseny
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C.G. Y <strong>el</strong> estatus profesional, social, ¿ha evolucionado?<br />
A.C. Afortunadamente no se le ve como un bicho raro, pero si como un <strong>el</strong>emento d<strong>el</strong><br />
cual se puede prescindir. El prestigio, la posición, la confianza que pueda tener un<br />
médico o un arquitecto, un ingeniero, no la tiene un diseñador de interiores.<br />
Digamos, entre comillas, que no se le toma tan en serio, aunque por supuesto su<br />
posición académica ha sufrido una positiva transformación y eso le ha dado un<br />
mayor peso en la sociedad, pero yo creo que es una profesión en la que todavía<br />
hay que luchar mucho.<br />
C.G. ¿La integridad de un interio<strong>rista</strong> pasa por imponer su gusto o<br />
estilo?<br />
V.C. Normalmente <strong>el</strong> decorador o <strong>el</strong> diseñador tienen que ser consciente de lo que<br />
tiene d<strong>el</strong>ante. Tiene que ser consciente que lo que está proyectando es un futuro,<br />
los próximos años de vida de una familia en <strong>el</strong> <strong>caso</strong> d<strong>el</strong> espacio doméstico. Tienes<br />
que saber donde están tus límites. Tiene que saber que sus gustos tienen por<br />
fuerza que derivar en las necesidades y en los gustos d<strong>el</strong> cliente. Así de sencillo y<br />
sin que su integridad se tenga que resquebrajar.<br />
A.C. Todo depende de la personalidad d<strong>el</strong> decorador. Tú ves <strong>el</strong> trabajo de Francesc Rifé<br />
y ves una serie de <strong>el</strong>ementos muy comunes en su trabajo, y sin embargo son<br />
trabajos muy diferentes, pero su impronta ha quedado ahí. Y esto es yo lo he<br />
percibido en los trabajos de Ramiro de la Torre, de Martínez Peris. Martínez Peris<br />
fue un interio<strong>rista</strong> con una realización muy exquisita, ya fuera una cafetería o una<br />
tienda, dejaba su hu<strong>el</strong>la. Por eso hay que saber conjugar esa responsabilidad y esa<br />
autoridad, y con, por otra parte, la humildad de reconocer que hay clientes en los<br />
que no cabe todo. Este un trabajo difícil y con determinados riesgos, porque<br />
puedes correr <strong>el</strong> p<strong>el</strong>igro que <strong>el</strong> cliente no se sienta cómodo.<br />
C.G. Este es un oficio un poco <strong>extraño</strong>, en <strong>el</strong> que durante un periodo<br />
eres <strong>el</strong> dueño y <strong>señor</strong> de un espacio que no es <strong>el</strong> tuyo.<br />
V.C. Sí, resulta curioso cómo puedes tener la facilidad de estar en casa de una persona<br />
y sentirte tú la propietaria, y al día siguiente, ya no tienes llave. Ya has entregado <strong>el</strong><br />
trabajo y eres una extraña.<br />
A.C. Recuerdo que hice una casa para unos clientes de Sevilla que simplemente me<br />
dejaron las llaves y me dieron su aprobación para <strong>el</strong> estilo, y al cabo de tres meses<br />
entraron en la casa, con total sorpresa para <strong>el</strong>los. Pero no es lo habitual, al cliente<br />
le gusta ver la evolución, seguir la realización, la transformación, ver esos cambios<br />
que se van produciendo, porque entre otras cosas, le gusta controlar que<br />
efectivamente se marcan los tiempos pactados.<br />
C.G. A veces me hago un poco de lío, porque por un lado se reivindica un<br />
estilo perdurable, y por otro lado, mejor que ese estilo no sea<br />
tan duradero, por <strong>el</strong> bien d<strong>el</strong> decorador…<br />
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