para descargar o visualizar el libro - Libros gratis
para descargar o visualizar el libro - Libros gratis
para descargar o visualizar el libro - Libros gratis
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
presunciones, un homicida múltiple, con un impulso letal inagotable. Uno de los detalles<br />
recogidos indica que podría haber fallado en <strong>el</strong> homicidio frustrado de las hijas porque se<br />
rompió <strong>el</strong> mango d<strong>el</strong> hacha. Esta arma criminal es de una contundencia sin límites, precisa<br />
de un acercamiento corporal a la víctima y no puede impedir que se acabe bañado en<br />
sangre. Quiere decirse que tuvo que repetir <strong>el</strong> acto espectacular de matar con <strong>el</strong> hacha,<br />
una y otra vez, al menos cinco veces, con distintos grados de eficacia, pero siempre con <strong>el</strong><br />
mismo coste personal. Debía estar poseído de una decisión inquebrantable. Algunos<br />
psiquiatras, en episodios parecidos, llaman a esto «suicidio ampliado». En mi opinión, hay<br />
algo distinto y por definir en este comportamiento: ¿mató a los que más quería porque se<br />
volvió loco?<br />
Es posible, puesto que corren habladurías en <strong>el</strong> pueblo de que tenía cierta patología<br />
mental. Sin embargo no ha sido hallado que se sepa <strong>el</strong> pistón que puso en marcha la<br />
maquinaria d<strong>el</strong> crimen. Tal vez la respuesta estaría en la mesa de la autopsia si se<br />
encontrara un tumor cerebral o una degeneración d<strong>el</strong> tejido encefálico. No obstante a<br />
todo esto le acompaña una importante patología social: ¿cómo es posible que durante<br />
décadas, un hombre solo, en una pequeña localidad, tuviera que luchar contra la<br />
enfermedad de sus seres queridos sin asistencia ni ayuda suficiente? Eso agrava las<br />
condiciones físicas y mentales de cualquiera.<br />
La sociedad que hemos construido abandona a las personas que mueren, solas, en sus<br />
casas, cuando son mayores, sin visitas ni asistencia suficiente en muchos casos. Esto hace<br />
también que un hombre cargue sin comprensión ni apoyo de los otros con las taras de su<br />
familia hasta enloquecer y convertirse en un asesino. Hay un fallo de los servicios sociales,<br />
pero sobre todo de la cúpula de la sociedad, que no estudia las condiciones ni las raíces de<br />
la violencia.<br />
Todo esto no evita <strong>el</strong> asombro: ¿qué le ha pasado al Culebro? De confirmarse su<br />
autoría, podría haber sufrido <strong>el</strong> «síndrome d<strong>el</strong> cuidador quemado». Es decir, alguien que<br />
después de entregarse sin límites se ve sobrepasado por <strong>el</strong> agotamiento de sus fuerzas y<br />
no quiere dejar la tarea a la mitad. Su cerebro le impulsa a seguir y no abandona al<br />
cuidado de terceros la inmensa carga de atender a los suyos. No quiere seguir viviendo y<br />
se los lleva a todos con él. Lo cual no justifica <strong>el</strong> crimen múltiple, pero lo explica. Un<br />
hombre bueno se convierte en criminal ante la incomprensión de quienes le rodean, pero<br />
simplemente porque nadie quiso conocer la verdad mientras la tragedia estaba viva.<br />
En España, donde apenas se combate la violencia mediante la reflexión y <strong>el</strong> estudio,<br />
este episodio será olvidado, salvo por los especialistas, hasta que se produzca un nuevo<br />
caso de «crimen en familia». Nos toca dar la voz de alarma <strong>para</strong> impedir que estas cosas<br />
se sigan fraguando a nuestro alrededor, mientras los viejos ahogan su dolor o mueren<br />
solos en sus casas, recibiendo la parte alícuota de una sociedad despiadada.