para descargar o visualizar el libro - Libros gratis
para descargar o visualizar el libro - Libros gratis
para descargar o visualizar el libro - Libros gratis
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
perfecto, usando su lado camaleónico y psicopático. Los peritos dirán si es en realidad un<br />
enfermo mental, pero toda la capacidad de emocionar con <strong>el</strong> atraco perfecto la perdió <strong>el</strong><br />
día que se convirtió en doble asesino, matando a traición a una pareja de servidores de la<br />
ley, en Castejón, Navarra.<br />
Se supone que llevaba trece años «dando palos» en cajas rurales y bancos de pueblos<br />
pequeños y alejados. Utilizaba un todoterreno <strong>para</strong> confundirse con <strong>el</strong> paisaje que, ante la<br />
persistente presión, sustituyó por una Renault Kangoo, una furgoneta menos marcada e<br />
igual de eficaz.<br />
Han estado varias veces a punto de echarle <strong>el</strong> guante, pero se ha escurrido como agua<br />
entre los dedos porque es un hombre que emplea su gran int<strong>el</strong>igencia <strong>para</strong> <strong>el</strong> mal. Llegó a<br />
convertirse en <strong>el</strong> enemigo público número uno, como <strong>el</strong> Lute, pero, mientras <strong>el</strong> quinqui<br />
nunca perdió los nervios durante la Dictadura, este fue cada vez menos dueño de los<br />
suyos, hasta <strong>el</strong> punto de dis<strong>para</strong>r por nada y de matar sin beneficio. Tal vez por <strong>el</strong> placer<br />
de hacer daño.<br />
El Solitario no es una leyenda, como nos hemos hartado de decir, sino un criminal<br />
borde, desposeído de aureola romántica, al que han bajado de golpe d<strong>el</strong> pedestal al que<br />
injustamente le habían subido.<br />
La Guardia Civil no lo encontró antes porque supo conformarse con un botín limitado,<br />
fácil de obtener, en lugares de escasa protección, con golpes de efecto y la suerte d<strong>el</strong><br />
osado. Pero estaba claro que le seguían con pies de plomo. Se sabía que iban a atraparlo y<br />
que solo faltaba <strong>el</strong> cuándo. También había una duda en <strong>el</strong> cómo, porque dado que era un<br />
tipo armado, que gustaba de apretar <strong>el</strong> gatillo, podía acabar como un colador, tal y como<br />
terminaron algunos de sus colegas franceses, tras una larga serie de asaltos a sangre y<br />
fuego.<br />
El Solitario tenía los pies de barro y probablemente la mandíbula de cristal. Ahora que<br />
se examinan con cuidado sus pertenencias, se registra su domicilio y la nave industrial en<br />
la que quizá escondía <strong>el</strong> botín, se irán descubriendo los grandes secretos. Tiene un<br />
conocimiento de las cámaras de seguridad de los bancos que le ha permitido esconder su<br />
mirada, un dardo azul que rev<strong>el</strong>a agresividad y rabia contenida, algo que ha aprendido con<br />
ventaja sobre otros d<strong>el</strong>incuentes. También muestra un talento natural <strong>para</strong> esconder sus<br />
rasgos, aunque esa nariz de espolón y las bolsas bajo los ojos no hay quien las esconda.<br />
La captura d<strong>el</strong> Solitario y las declaraciones de los que supuestamente lo trataban nos<br />
han rev<strong>el</strong>ado hasta qué punto es fácil que se esconda un famoso entre la multitud. Mil<br />
veces retratado, en casi cada banco que hollaba, quienes lo conocen no fueron capaces de<br />
identificarlo, ¿o sí? En <strong>el</strong> aluvión de informaciones filtradas, nos llega que <strong>el</strong> empujón<br />
definitivo a la captura pudo darlo una confidencia. De ser cierto este extremo se<br />
confirmaría, una vez más, la gran importancia de los medios de comunicación en una<br />
operación como esta, pues muchos de <strong>el</strong>los han hecho esfuerzos especiales en los que se<br />
ha difundido la imagen d<strong>el</strong> asesino. También la «afortunada coincidencia» que le ha<br />
permitido al ministro Rubalcaba adornarse con <strong>el</strong> éxito de la brillante misión de la policía<br />
portuguesa y española en una rueda de prensa, sobre <strong>el</strong> terreno, en <strong>el</strong> mismo Portugal.