para descargar o visualizar el libro - Libros gratis
para descargar o visualizar el libro - Libros gratis
para descargar o visualizar el libro - Libros gratis
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
40<br />
EL BESO DEL SUEÑO<br />
Que te roben a besos es probablemente un sueño. Días pasados un ciudadano confiado en<br />
exceso murió en <strong>el</strong> transcurso de un supuesto robo, tras una fiesta prolongada. Salió con<br />
unas chicas complacientes y otro amigo. Estuvieron de copas en distintos bares y<br />
recalaron en la casa d<strong>el</strong> compañero. Allí siguió la diversión hasta que <strong>el</strong> cuerpo se quebró<br />
de cansancio. Al despertar, solo uno de <strong>el</strong>los estaba vivo. El otro yacía en <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o,<br />
retorcido, tieso y yerto. Dicen que quizá murió envenenado por un beso.<br />
La historia d<strong>el</strong> robo a besos viene de hace décadas, cuando algunas mujeres de la vida<br />
llevaban drogas d<strong>el</strong> sueño que introducían en las bebidas a la menor ocasión. Ibas al<br />
cuarto de baño, y, al regresar, habían cargado tu cubata con doble de fármaco que<br />
borraba la conciencia. Las envenenadoras echaban en seguida mano a la cartera y dejaban<br />
al acompañante en un pesado sopor, aunque aligerados de todo <strong>el</strong> money. Al recobrar <strong>el</strong><br />
sentido, <strong>el</strong> seducido y abandonado solía quejarse d<strong>el</strong> trato y algunos adornaban <strong>el</strong><br />
episodio: «Seguramente <strong>el</strong>la llevaba algo en la boca que me dejó fuera de combate».<br />
Muchas veces no hay base real <strong>para</strong> negarlo. Los tipos robados se metieron en una juerga<br />
sin fronteras y cayeron al su<strong>el</strong>o rotos por <strong>el</strong> cansancio y <strong>el</strong> alcohol. Una vez en ese estado<br />
las chicas de alquiler se lo llevan todo y dejan a su víctima como un despojo. Todavía hay<br />
ocasiones más vergonzantes: son aqu<strong>el</strong>las en las que, de pronto, y cuando <strong>el</strong> primo está<br />
en ropa interior, aparece la pareja de la chica, porque se ha cometido <strong>el</strong> error de<br />
acompañarlas a su territorio, exigiendo dinero y rápida re<strong>para</strong>ción de su honor.<br />
Un tipo robado, en calzoncillos, desposeído de todo lo que tiene, incluido <strong>el</strong> sentido d<strong>el</strong><br />
ridículo, lo mejor que puede hacer es improvisar una buena historia: por ejemplo, «me<br />
dejó K.O. con un beso». Es bueno <strong>para</strong> despistar y muy romántico. Difunde que <strong>el</strong> primo<br />
no se quedó limpio por estulticia o descuido, sino por amor, en <strong>el</strong> transcurso de un<br />
intercambio, mientras la b<strong>el</strong>la probaba su vigor.<br />
Los policías experimentados cuentan que a veces es tan cierto como <strong>el</strong> que denuncia<br />
un atraco cuando en realidad ha sufrido un timo. La vergüenza le impide confesar la<br />
verdad y cuando hay mujeres de por medio, lo primero es quedar como <strong>el</strong> que los tiene<br />
bien puestos.<br />
En alguna ocasión, en efecto, la trabajadora d<strong>el</strong> amor ha suministrado un filtro<br />
quitapenas que deja al saurio bebido y entregado, en brazos de Morfeo. Eso pudo pasar<br />
en <strong>el</strong> barrio de Chamartín, Madrid, cuando solo despertó uno de los dos amigos que<br />
invitaron a jóvenes sudamericanas a la última copa. La casa estaba en desorden, <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o<br />
lleno de crema hidratante <strong>para</strong> las manos que pudo ser empleada en algún juego sexual o