La fuerza del natural - AMPA Severí Torres

siempre de aquella manera;
muy bien lo podéis tomar,
sin que el decoro lo sienta.
AURORA. Dejadme, Carlos, por Dios;
que es inútil diligencia
el que yo tome el papel,
pues cuando por vos le lea,
aunque me parezca bien,
es ley que mal me parezca. (Vase).
CARLOS. ¡Ay amor, que ciegamente
en este golfo me empeñas,
donde las señas del puerto
son la más fuerte tormenta!
ESCENA IV.
GILA, huyendo de JULIO.-CARLOS.
JULIO. (Dentro)
Carlos, ah Carlos, detenme,
detenme a Gila, por Dios,
que me lleva toda el alma,
y es bella como un Nerón. (Sale).
CARLOS. ¿Qué es esto? ¿Vos descompuesto?
JULIO. Merézcate yo un favor,
mira que me estoy muriendo;
hazlo por amor de Dios;
Tenla.
CARLOS. Ya Gila se tiene,
que es mucha su discreción.
GILA. Hoy, más que nunca, el bestiaza
ami punto se atrevió.
CARLOS. Julio, ¿qué es esto?
JULIO. Es un ansia,
es una fuerza, un rigor,
es una rabia, un incendio;
y por decirlo mejor,
es un no sé qué me diga,
que siento en el corazón.
Doyla una cédula a Gila,
en que la hago donación
de casarme fijamente.
con ella, y dice que no.
CARLOS. Gila sabe que es criada,
y que vos sois su señor,
y así no la admitirá.
(Ap. Vamos a sufrir amor
que también es contra mí
aquesta desatención). (Vase).
ESCENA V.
GILA, JULIO.