La fuerza del natural - AMPA Severí Torres

JULIO. Gila no te he de dejar
sin que me hagas un favor.
GILA. Eso ya pasa de extremo,
y he de decírselo hoy
al Duque para que enfrene
tan necia resolución.
JULIO. ¿Qué se me da a mí del Duque?
Yo he de abrazarte, por Dios
y pellizcarte el tozuelo,
que es branco como un tizón.
GILA. Reportáos, Señor.
JULIO. No quiero.
GILA. Esta es ya desatención,
Señor Julio, yo no entiendo
este linaje de amor.
¿Vos siempre a descomediros,
y a sufriros siempre yo?
Vos no habéis de ser mi esposo,
que así el cielo lo ordenó;
y así, eu cédula dadla
a otra dama igual a vos.
Mi honor es antes que nada,
y antes que todo soy yo,
Sufríos alla vuestras penas,
no salga al labio el dolor;
que me cogeréis en tiempo
que os diga sin atención:
Cabed dentro de vos mismo,
gobernad vuestra pasión.
JULIO. Vuélveme a decir aqueso.
GILA. Dirélo una vez, y dos:
«Cabed dentro de vos mismo,
gobernad vuestra pasión». (Vase).
ESCENA VI.
JULIO. Esto es malo; estas palabras
tienen sentido mayor.
¡Válgame Dios! discurramos
como gente de razón.
«¿Cabed dentro de vos mismo?»
Aquí es menester valor.
Aquesto ha sido decirme
que tan gordísimo estoy,
que ya no quepo en mí mismo,
y que parezco un lechón.
Discurramos. Mas, ¡ay Cielos!
Que gobierne la pasión
me dijo, como quien dice
que fuese administrador
de la pasión. Pues picaña,