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El cristianismo. Esencia e historia - Laicos

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C.III. EL PARADIGMA CATÓLICO-ROMANO DE LA EDAD MEDIA<br />

3. La pretensión de dominio del obispo de Roma<br />

En lugar de Jerusalén, Roma es ahora el punto central e Iglesia dirigente<br />

de la cristiandad: un indicador claro a favor del cambio de paradigmas<br />

del judeo<strong>cristianismo</strong> (P 1) al <strong>cristianismo</strong> gentil (P 11), como vimos<br />

ya 38 • No se puede pasar por alto el cada vez más activo papel de la<br />

Iglesia romana ya en los siglos Il-III; tampoco la creciente importancia<br />

del derech0 39 • ¿En qué se basa la posición de poder romana?<br />

¿Se aplica a un obispo de Roma la promesa bíblica hecha a Pedro?<br />

La tanto antigua como poderosa Iglesia de la capital del imperio se había<br />

distinguido siempre por una buena organización, por un modo de proceder<br />

marcadamente jurídico y por un amplio trabajo caritativo. Pero<br />

ella había demostrado también en diversas persecuciones su fidelidad a<br />

la fe y se autoconsideraba no sin motivo como baluarte de la ortodoxia.<br />

¿No se había acrisolado en la lucha contra gnósticos, marcionitas y<br />

montanistas? La idea de la tradición y sucesión apostólicas había puesto<br />

pie aquí prontó y se había expresado ya en el año 160 con la creación de<br />

monumentos conmemorativos dedicados a Pedro y Pablo. También en<br />

lo tocante a la formulación del símbolo bautismal y en la fijación del<br />

canon neotestamentario había sido importante la influencia de Roma.<br />

En cuestiones de doctrina, la Iglesia de Roma adoptó siempre una sabia<br />

posición media. Y también era de esperar que se dejara sentir el genio del<br />

derecho romano, el talento organizativo romano y su sentido para la<br />

política real. La Iglesia romana tenía una elevada autoridad moral y todos<br />

los requisitos para jugar un papel de liderazgo.<br />

Pero hay otro punto del que también se debe tomar nota: En los<br />

primeros siglos no se puede hablar de un primado de derecho -incluso<br />

de una posición de preeeminencia basada en la Biblia- de la comunidad<br />

romana o incluso del obispo romano. En el principio de la comunidad<br />

romana, lo escuchamos en conexión con la llamada «Carta de<br />

Clemente», era evidente que no existía un episcopado monárquico. Sobre<br />

los obispos romanos de los dos primeros siglos casi lo único que<br />

sabemos son los nombres. Pero como primera fecha segura de la <strong>historia</strong><br />

papal es considerado en la historiología el año 222 (comienzo del<br />

pontificado de Urbano 1). La primera colección de biografías de papas<br />

(Liber Pontificalis), que elabora tradiciones anteriores, fue redactada<br />

tal vez después del año 500.<br />

De la originaria modestia romana da testimonio lo siguiente: la hoy<br />

tan central para los obispos romanos promesa a Pedro tomada del evangelio<br />

de Mateo -«Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia»<br />

(16,18s)-, que con enormes letras negras sobre fondo dorado<br />

adorna ahora la basílica de San Pedro, no aparece ni una sola vez en la<br />

totalidad de su texto en toda la literatura cristiana de los primeros si-<br />

320<br />

3. LA PRETENSiÓN DE DOMINIO DEL OBISPO DE ROMA<br />

gloso salvo en un texto de Tertuliano, que cita el pasaje, pero no refiriéndose<br />

a Roma, sino a Pedro.<br />

Sólo a mediados del siglo 111 se apoya un obispo romano llamado<br />

Esteban en la promesa hecha Ji Pedro en la disputa con otras Iglesias<br />

acerca de la tradición mejor. <strong>El</strong> no tiene rep'}ro ahí en denostar a Cipriano,<br />

el metropolitano más importante de Africa, y tratarlo de pseudoapóstol<br />

y pseudocristiano. Pero sólo bastante después del giro constantiniano,<br />

sólo a partir de la segunda mitad del siglo IV se utilizará Mt<br />

16,18s (en especial por los obispos romanos Dámaso y León) para apoyar<br />

una pretensión romana de autoridad y de dirección. Pero la cristiandad<br />

oriental nunca dio por buena tal instrumentalización del pasaje<br />

de Pedro. Porque toda la exégesis oriental ve en Mt 16,18 hasta el siglo<br />

VIII y más allá sólo la personal confesión de fe de Pedro y un poder de<br />

perdonar pecados «

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