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El cristianismo. Esencia e historia - Laicos

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B.II. LOS ELEMENTOS ESTRUCTURALES CENTRALES<br />

Si se describen aún con mayor precisión los elementos estructurales<br />

distintivos y las líneas directrices permanentes de la fe cristiana, éstos<br />

son -según todo lo dicho-los siguientes:<br />

• la fe en Jesús, el Crucificado y Señor resucitado a la vida,<br />

• la fe en el Dios de Abrahán compartido con los judíos y al que Jesús<br />

llamaba su Padre,<br />

• la fe en el poder del Espíritu de Dios, que ha sido hecho poderoso<br />

en Jesús y por Jesús.<br />

Esta relación especial de Jesucristo con su Dios es germinal punto de<br />

partida y constitutivo núcleo de cristalización del <strong>cristianismo</strong>. Y en<br />

medio de todos los fallos y negativas del pueblo cristiano, contados<br />

desde un principio, y de todas las evoluciones y complicaciones de la<br />

<strong>historia</strong> del <strong>cristianismo</strong>, eso continúa siendo, sin embargo, la nunca<br />

abandonada concepción básica de la religión cristiana. Aunque como<br />

cristiano quepa interpretar de forma diversa este centro concreto que<br />

todo lo mueve, sólo aquí se cimienta, respecto del <strong>cristianismo</strong>, su<br />

• originalidad desde los primeros tiempos,<br />

• continuidad en su dilatada <strong>historia</strong> a través de los siglos,<br />

• identidad no obstante la diversidad de lenguas, razas, culturas y naciones.<br />

y si también el <strong>cristianismo</strong> (junto con el islam) ha recogido el testamento<br />

histórico-universal del judaísmo, la fe en el Dios único, sin embargo<br />

del <strong>cristianismo</strong> parte un nuevo desafío que, a su manera, también<br />

el islam reconoce en principio: Jesús como el Mesías del Dios<br />

único.<br />

Ese centro, ese fundamento, esa sustancia de la fe -en nuestra presentación<br />

esquemática el cambio de paradigma está indicado siempre<br />

con un círculo punteado- nunca estuvo dado de forma abstracta, aislada,<br />

sino que fue reinterpretado de continuo y realizado de forma práctica<br />

en las cambiantes exigencias del tiempo. En este sentido, en la siguiente<br />

tercera parte, «Historia», hay que combinar -como ya hicimos<br />

en la exposición del judaísmo- la presentación sistemático-teológica y<br />

la histórico-cronológica, sin la que no es posible fundamentar de forma<br />

convincente la primera, y hay que intercalar una y otra vez cuadros<br />

ilustrativos y reflexiones actuales.<br />

Tal vez se diga que esta fe en Jesucristo es un «objeto» de la fe, que<br />

como revelación de Dios, en modo alguno evidente de por sí, sólo es<br />

visible para los ojos de los creyentes. Cierto. Sin embargo, como'concepto,<br />

concepción, magnitud histórica relevante, esa fe es reconocible,<br />

descriptible y examinable en los escritos bíblicos por el <strong>historia</strong>dor,<br />

con independencia de que éste se comporte al respecto como creyente<br />

o como no creyente. Y así también en la ulterior <strong>historia</strong> del <strong>cristianismo</strong>.<br />

74<br />

4. ¡QUÉ HACE CRISTIANO A UN HOMBRE?<br />

Nuevas constelaciones que hacen época -de la <strong>historia</strong> en general,<br />

de la comunidad de fe, de la proclamación de la fe y de la reflexión<br />

sobre ella- reinterpretarán y concretarán una y otra vez este centro<br />

único y siempre el mismo. Eso es lo que, con Thomas S. Kuhn, entendemos<br />

por paradigma: «Una constelación global de convicciones, valores,<br />

modos de proceder, etc., compartidos por los miembros de una<br />

comunidad determinada»73. Que, y en qué medida, una transposición<br />

de la teoría del paradigma (en el sentido de un «macro-paradigma»)<br />

del ámbito de las ciencias naturales al ámbito de la religión es posible,<br />

importante y urgente lo he motivado con detalle en publicaciones anteriores<br />

74, y lo he demostrado ad oculos ya en el precedente libro <strong>El</strong><br />

judaísmo.<br />

Tendremos oportunidad de ver el enorme dramatismo que adquiere<br />

esta <strong>historia</strong> del <strong>cristianismo</strong> en la que una comunidad de fe, en principio<br />

pequeña pero que luego crece con rapidez extraordinaria, lleva a<br />

cabo, respondiendo a grandes desafíos histórico-mundiales siempre<br />

nuevos, toda una serie de cambios religiosos básicos; a más largo plazo,<br />

cambios revolucionarios de paradigma. Como conclusión, expresaré<br />

con palabras de S6ren Kierkegaard mi interés en estos cambios de paradigma:<br />

«La cristiandad ha acabado con el <strong>cristianismo</strong> sin caer en la<br />

cuenta de ello. En consecuencia, si se quiere hacer algo, hay que reinsertar<br />

el <strong>cristianismo</strong> en la cristiandad [ ... ]»75.<br />

75

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