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El cristianismo. Esencia e historia - Laicos

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C.I. EL PARADIGMA JUDEO-APOCALlpTICO DEL PROTOCRISTIANISMO<br />

Jesús como el Mesías, tal como esa confesión es sellada con el bautismo<br />

y celebrada mediante la celebración del banquete en su memoria.<br />

Comunidad de los creyentes en Cristo, así hemos definid0 61 con<br />

brevedad a la «Iglesia». Congregatio o Communio Christifidelium: la<br />

comunidad de aquellos que se han entregado a la persona y a la causa<br />

de Jesucristo y la testimonian como esperanza para todos los hombres.<br />

Por consiguiente, allí donde la Iglesia desfigura la causa de Jesucristo<br />

en vez de servirla y de hacerla resplandecer, peca ella contra su propia<br />

esencia, practica su no esencia. Hasta qué punto la Iglesia está obligada<br />

a la causa de su Señor se desprende ya de su nombre. <strong>El</strong> término<br />

Kirche, habitual en el ámbito de lengua alemana, church en inglés,<br />

kyrka en sueco (d. cerkov en eslavo) viene no de «curia», como pensó<br />

Lutero. Viene más bien, a través de los godos, de la forma popular<br />

bizantina Kyrike, y significaba «perteneciente al Señor» (kyrios), completado:<br />

«Casa o comunidad del Señor». Pero las lenguas románicas<br />

con ecclesia, «iglesia», chiesa, église han conservado también la conexión<br />

lingüística directa con el término utilizado en el Nuevo Testamento:<br />

ekkl{!sía significa en el griego profano la asamblea, la reunión<br />

política del pueblo .. En el Nuevo Testamento, sin embargo, se traduce<br />

con ella el concepto kahál utilizado en la Biblia hebrea y en su traducción<br />

griegá (Septuaginta). Ese término es la expresión solemne para<br />

designar la convocada «asamblea de Dios (Yahvé»>.<br />

Por consiguiente, cuando la protocomunidad judeocristiana tomó<br />

justo esta designación afirmó -en el plano intrajudío- una gran pretensión:<br />

la de ser la verdadera asamblea de Dios, la verdadera comunidad<br />

de Dios del tiempo final que se reunía ahora en el nombre y en el<br />

Espíritu del Mesías confirmado por Dios; por consiguiente, la «Kahál<br />

de Jesús». Kahál-Ekklesía significa en el Nuevo Testamento a la vez el<br />

hecho de congregar y la existente comunidad congregada misma. Esto<br />

significa que sin congregación no hay comunidad, no hay Iglesia. La<br />

asamblea litúrgica concreta fue considerada ya en el paradigma judeocristiano<br />

como la manifestación, representación, incluso realización de<br />

la recién nacida comunidad de Jesús.<br />

Con ello se da de una vez por todas la norma: Ekklesía significa en<br />

origen no una superorganización abstracta y lejana de funcionarios que<br />

están por encima de la asamblea concreta, sino una comunidad congregada<br />

en un determinado lugar, en un momento concreto y para una acción<br />

determinada. En efecto, no una reunión religiosa aislada, autosuficiente,<br />

sino una comunidad que constituye con las restantes una comunión. Cada<br />

iglesia local actualiza de forma plena la totalidad de la Iglesia. A ella le es<br />

dado todo lo que necesita para realizar la salvación de los hombres allí<br />

donde se encuentra: la proclamación del evangelio, el bautismo, la Cena<br />

del Señor, los diversos carismas y servicios. Cada comunidad concreta,<br />

todos sus miembros, tienen derecho a considerarse como pueblo de Dios,<br />

cuerpo de Cristo, templo del Espíritu.<br />

94<br />

La significación de las mujeres<br />

4. ¡FUNDACiÓN DE UNA IGLESIA?<br />

<strong>El</strong> hecho de que Jesús mismo relativizara a los «patriarcas» y sus tradiciones,<br />

de que también llamara 62 a su círculo de discípulos y de que<br />

incluso a los niños manifestara su aprecio pone de manifiesto que las<br />

jerarquías patriarcales no pueden ampararse en Jesús. Ni tampoco puso<br />

el celibato como condición para el seguimiento. Una ley del celibato no<br />

puede legitimarse desde Jesús, así como tampoco la Biblia hebrea alabó<br />

en lugar alguno el celibato. Los apóstoles estaban y siguieron estando<br />

casados (Pablo se consideró a sí mismo como una excepción 63 ). A la<br />

Iglesia del paradigma judeocristiano se podría aplicar en el mejor sentido<br />

el adjetivo democrática (en todo caso, no aristocrática o monárquica):<br />

una comunidad en libertad, igualdad y fraternidad. Porque esa Iglesia<br />

no era<br />

- una institución de dominación, incluso gran inquisición, sino una<br />

comunidad de libres;<br />

- una Iglesia de clases, razas, castas o cargos, sino una comunidad de<br />

básicamente iguales;<br />

- un imperio con régimen patriarcal, sino una comunidad de hermanos<br />

y hermanas. ¿Hermanas? Justo esto hay que elucidar.<br />

Según el estado actual de la investigación no puede existir ya la<br />

menor duda de que las mujeres jugaron no sólo en el discipulado de<br />

Jesús, sino también en la cristiandad primera, un papel bastante más<br />

importante que el referido de forma directa en las fuentes neotestamentarias.<br />

Y es sobre todo mérito de la germano-americana <strong>El</strong>isabeth<br />

Schüssler Fiorenza, especialista en Nuevo Testamento, el haber estudiado<br />

el material neotestamentario desde una vertiente «teológicofeminista».<br />

Su estudio confirma que en el primitivo movimiento judeocristiano<br />

de Jesús se dio una «praxis de equiparación de inclusión de<br />

todos», de los discípulos y de las discípulas: «La mayoría de ellos/as no<br />

eran ricos/as como los/as filósofos/as cínicos/as, que tenían la opción de<br />

rechazar la propiedad y una elevada posición cultural-social para "liberarse<br />

de los bienes". Procedían, más bien, de un medio rural pobre y<br />

hambriento. Eran publicanos, pecadores/as, mujeres, niños/as, pescadores,<br />

amas de casa, personas que habían sido sanadas de sus enfermedades<br />

o liberadas de espíritus malignos. Lo que proponían no era otra<br />

forma de vida, sino una ética alternativa. Eran quienes carecían de futuro,<br />

pero que ahora, sin embargo, recobraban la esperanza. Eran personas<br />

marginadas y excluidas, pero ahora habían recibido el regalo de<br />

una nueva comunidad»64.<br />

Sin duda, hay que dejar a la conjetura el tema de hasta qué punto<br />

las mujeres actuaron en la primera comunidad judeocristiana incluso<br />

como predicadoras ambulantes carismáticas. Desde un punto de vista<br />

histórico, esto es tan poco verificable como la tesis de que «las mujeres<br />

habrían desempeñado un papel determinante en la extensión del movi-<br />

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