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Liahona, mayo y junio de 1977 - LiahonaSud

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Hermanos, hemos sido particularmente<br />

ben<strong>de</strong>cidos por haber<br />

tenido la experiencia <strong>de</strong> compartir testimonios.<br />

Los hombres que han dado su<br />

testimonio son hombres <strong>de</strong> Dios; podría<br />

<strong>de</strong>cir a viva voz "amén", a todo io que<br />

se ha dicho esta noche. Cuando <strong>de</strong>cimos<br />

amén, quiere <strong>de</strong>cir que estamos <strong>de</strong><br />

acuerdo, aceptamos, apoyamos al Profeta<br />

<strong>de</strong> Dios; él nos trae bendiciones, y<br />

estas bendiciones no son sólo para las<br />

personas que bendice con sus manos,<br />

sino a todos los que oyen su voz. Y<br />

102<br />

"El campo está blanco,<br />

listo para la siega"<br />

por el él<strong>de</strong>r David M. Kennedy<br />

Embajador <strong>de</strong> la iglesia<br />

Sesión <strong>de</strong>l Sacerdocio<br />

cuando él yiene a un país como éste y<br />

los otros <strong>de</strong> Sudamérica, lleva la bendición<br />

<strong>de</strong> los cielos a todas las personas <strong>de</strong><br />

esos países.<br />

Los profetas <strong>de</strong>l Señor han caminado<br />

sobre esta tierra en tiempos pasados,<br />

y han traído las bendiciones <strong>de</strong>l cielo a<br />

la gente <strong>de</strong> estos pueblos.<br />

Hermanos, nosotros poseemos el<br />

sacerdocio esta noche y hemos oído un<br />

gran discurso por el hermano McConkie.<br />

Mientras él se dirigía a los diáconos<br />

yo me sentí diácono otra vez y recordé<br />

lo que mi padre me explicaba <strong>de</strong> la sesión<br />

veinte <strong>de</strong> Doctrinas y Convenios,<br />

acerca <strong>de</strong> lo que significa ser un diácono.<br />

El me explicaba cuan importante<br />

era mantenerse limpio, física y espiri j<br />

tualmente, y usar mi mejor ropa cuando<br />

tenía que repartir la Santa Cena, ya que<br />

se trataba <strong>de</strong> una or<strong>de</strong>nanza sagrada. Y<br />

cuando fui maestro, recuerdo haber<br />

salido como maestro orientador con un<br />

miembro <strong>de</strong>l Sacerdocio <strong>de</strong> Melquise<strong>de</strong>c.<br />

Este buen hermano me <strong>de</strong>cía:<br />

"David, tú darás el mensaje en esta casa<br />

esta noche". Recuerdo lo que eso<br />

significaba para mí; llevar las bendiciones<br />

<strong>de</strong> nuestro Padre Celestial a una<br />

familia. Y cuando llegué a ser presbítero,<br />

pu<strong>de</strong> entonces ben<strong>de</strong>cir la Santa<br />

Cena, y tenía el privilegio <strong>de</strong> ben<strong>de</strong>cir a<br />

otros poseedores <strong>de</strong>l sacerdocio.<br />

Luego, como él<strong>de</strong>r, pu<strong>de</strong> entrar a la<br />

Casa <strong>de</strong>l Señor y llevar conmigo una<br />

bella joven para que fuera mi compañera,<br />

la madre <strong>de</strong> nuestros hijos, la que es<br />

ahora mi novia <strong>de</strong> cincuenta años, una

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