Liahona, mayo y junio de 1977 - LiahonaSud
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pierdan su brillo, la ley <strong>de</strong> la castidad<br />
será todavía básica en el mundo moral<br />
<strong>de</strong> Dios. Y es por eso que pedimos a<br />
nuestra juventud que permanezca moralmente<br />
limpia y libre <strong>de</strong> toda in<strong>de</strong>cencia.<br />
Y que todos los padres se mantengan<br />
puros, santos y fieles a su cónyuge.<br />
La práctica in<strong>de</strong>bida <strong>de</strong>l sexo promete<br />
una felicidad que no pue<strong>de</strong> brindar.<br />
Cuando Moisés fue llamado por el<br />
Señor al Monte <strong>de</strong> Sinaí, El le dijo:<br />
"Quita tu calzado <strong>de</strong> tus pies, porque el<br />
lugar en que tú estás, tierra santa es".<br />
(Éxodo 3:5.) Una <strong>de</strong> las <strong>de</strong>claraciones<br />
<strong>de</strong> los Diez Mandamientos es: "No cometerás<br />
adulterio' 1 (Éxodo 20:14).<br />
Esperamos que nuestros miembros<br />
Mis queridos hermanos, esta<br />
mañana, al estar reunidos ante<br />
ta presencia <strong>de</strong> nuestro amado presi<strong>de</strong>nte<br />
Spencer W. Kimball, acu<strong>de</strong> a mi<br />
memoria uno <strong>de</strong> los hechos históricos<br />
más relevantes <strong>de</strong>l Libro <strong>de</strong> Mormón.<br />
Quisiera que recordásemos en esta<br />
ocasión, la visita <strong>de</strong> Cristo a las Américas.<br />
La aparición <strong>de</strong> Jesucristo entre los<br />
fieles <strong>de</strong> estas tierras, provocó entre<br />
ellos las más variadas emociones. Reparemos<br />
en lo que nos dice el relato: "... y<br />
los ojos <strong>de</strong> toda la multitud estaban en<br />
él, y nadie se atrevía a abrir la boca, ni<br />
siquiera el uno al otro, para preguntar<br />
lo que significaba..." (3 Nefi 11:8). Y él,<br />
extendiendo su cálida mano y dirigiéndose<br />
al pueblo dijo:<br />
"He aquí', soy Jesucristo, <strong>de</strong> quien<br />
los profetas testificaron que vendría al<br />
mundo." (3 Nefi 11:10.)<br />
Todo el amor <strong>de</strong>l Padre y <strong>de</strong> El mismo,<br />
se extendieron sobre la multitud<br />
dolorida, diezmada e incrédula; y los<br />
que aquello presenciaban cayeron <strong>de</strong><br />
rodillas con sus corazones rotos por el<br />
llanto al sentir el inmenso amor que<br />
aquel hombre les entregaba.<br />
¡Qué maravillosa experiencia vivie-<br />
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<strong>de</strong>n siempre un buen ejemplo para que<br />
el resto <strong>de</strong>l mundo vea las buenas obras<br />
<strong>de</strong> los Santos <strong>de</strong> los Últimos Días e imite<br />
nuestras vidas.<br />
Nadie pue<strong>de</strong> cometer un pecado y<br />
ocultarlo. Caín, uno <strong>de</strong> los primeros pobladores<br />
<strong>de</strong> esta tierra pecó y trató <strong>de</strong><br />
ocultar su pecado <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber matado<br />
a su hermano. A la pregunta <strong>de</strong>l<br />
Señor, contestó diciendo: "¿Soy yo acaso<br />
guarda <strong>de</strong> mi hermano?" (Génesis<br />
4:9).<br />
Cada hombre es el guardián <strong>de</strong> su<br />
hermano. El Señor había visto lo que<br />
había hecho; sabía lo que sentía en su<br />
corazón, <strong>de</strong> modo que no había lugar a<br />
dudas. Entonces el Señor le dijo:<br />
La visita <strong>de</strong>l Profeta<br />
por el él<strong>de</strong>r Eduardo Ayala<br />
Presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la Estaca La Cisterna, Santiago<br />
Sesión general <strong>de</strong> ¡a mañana<br />
ron los habitantes <strong>de</strong> este continente!<br />
Pudieron ver al Salvador y recibir sus<br />
bendiciones; pudieron sentir en su<br />
espíritu la cali<strong>de</strong>z <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong>l Señor<br />
hacia ellos.<br />
Entonces, Jesús, frente a los <strong>de</strong>l pueblo,<br />
y sabiendo lo que éstos habían sufrido,<br />
los llamó al arrepentimiento y les<br />
impartió sus enseñanzas <strong>de</strong> amor y<br />
comprensión. A Nefi, hijo <strong>de</strong> Helamán,<br />
le dio po<strong>de</strong>r para bautizar. Llamó a doce<br />
hombres fieles y buenos y les otorgó<br />
el po<strong>de</strong>r y la autoridad para bautizar en<br />
su nombre. Enseñó sus bienaventuranzas<br />
a todos aquellos que lo escuchaban.<br />
El Salvador bendijo este continente<br />
y <strong>de</strong>claró: "De cierto, <strong>de</strong> cierto os digo<br />
que el Padre me ha mandado esto: Que<br />
dé este país a este pueblo por herencia"<br />
(3 Nefi 16:16).<br />
¡Cuántas bendiciones y cuántas inefables<br />
emociones vivieron los habitantes<br />
<strong>de</strong> este continente!<br />
¿Quién <strong>de</strong> nosotros <strong>de</strong>jaría <strong>de</strong> amar<br />
al Salvador si El personalmente nos enseñara<br />
y nos guiara?<br />
Al seguir leyendo el relato <strong>de</strong> 3 Nefi,<br />
encontramos el momento en que el<br />
Maestro, lleno <strong>de</strong> emoción, dijo a los <strong>de</strong><br />
"Errante y extranjero serás en la tierra."<br />
Y Caín le contestó: "He aquí, me echas<br />
hoy <strong>de</strong> la tierra" (Génesis 4:14). Nuestro<br />
Padre Eterno no <strong>de</strong>secha a nadie,<br />
sino que cada persona se priva a sí misma<br />
<strong>de</strong> la asociación con personas justas.<br />
Este es el evangelio <strong>de</strong> Jesucristo.<br />
"Creemos en ser honrados, verídicos,<br />
castos, benevolentes, virtuosos y en hacer<br />
el bien a todos los hombres" (13<br />
Artículo <strong>de</strong> Fe). Decimos a todas las<br />
personas <strong>de</strong>l mundo que ésta es la verdad.<br />
Venid y unios a nosotros y disfrutad<br />
<strong>de</strong> .la felicidad que viene por vivir<br />
una vida justa. Compartimos este testimonio<br />
con vosotros en el nombre <strong>de</strong> Jesucristo.<br />
Amén.<br />
la multitud:<br />
"He aquí, se acerca mi tiempo. Veo<br />
que sois débiles, que no podéis compren<strong>de</strong>r<br />
todas mis palabras que el Padre<br />
me ha mandado <strong>de</strong>clararos en esta ocasión."<br />
(3 Nefi 17:1-2.)<br />
Después <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirles esto, les pidió<br />
que volvieran a sus casas a meditar sobre<br />
las cosas que les había dicho, y que<br />
preparasen su entendimiento para el día<br />
siguiente, cuando El había <strong>de</strong> volver a<br />
ellos. A<strong>de</strong>más, les manifestó que iba a<br />
mostrarse a las otras tribus perdidas <strong>de</strong><br />
Israel.<br />
Estoy seguro <strong>de</strong> que en aquel instante,<br />
Jesucristo sintió más amor que nunca<br />
por aquellas gentes que habían esperado<br />
por El. El relato continúa:<br />
"Y sucedió que cuando Jesús hubo<br />
hablado así, dirigió la vista hacia la<br />
multitud, y vio que estaban llorando y<br />
mirándolo fijamente, como si le quisieran<br />
pedir que permaneciese un poco<br />
más con ellos. Entonces les dijo: He<br />
aquí, mis entrañas rebosan <strong>de</strong> compasión<br />
hacia vosotros.<br />
¿Tenéis enfermos entre vosotros?<br />
Traedlos aquí. ¿Tenéis cojos, o ciegos, o<br />
mancos, o lisiados, o mutilados, o leprosos,<br />
o atrofiados, o sordos, o quienes pa<strong>de</strong>zcan<br />
cualquier otra aflicción? Traedlos<br />
aquí y yo los sanaré, porque tengo<br />
compasión <strong>de</strong> vosotros; mis entrañas rebosan<br />
<strong>de</strong> misericordia." (3 Nefi 17:5-7.)<br />
Esta mañana, al ver al presi<strong>de</strong>nte<br />
Kimball, nuestro amado Profeta, experimento<br />
un sentimiento semejante a<br />
aquél, y sé que con su sola presencia nos<br />
está bendiciendo; también sé que nos<br />
ha incluido en sus oraciones diarias.<br />
Veo que como en aquella ocasión en<br />
que Jesús efectuó milagros en América,