Liahona, mayo y junio de 1977 - LiahonaSud
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jamás os olvidamos y oramos siempre<br />
por vosotros.<br />
En casi todas las conferencias <strong>de</strong><br />
área tenemos una conferencia <strong>de</strong> prensa<br />
en la cual informamos a los diferentes<br />
medios <strong>de</strong> comunicación sobre nuestras<br />
creencias, a fin <strong>de</strong> que ellos puedan hacerlas<br />
conocer al mundo. Y en casi todas<br />
ellas alguien nos pregunta cuál es la<br />
diferencia entre nuestra Iglesia y las <strong>de</strong>más;<br />
por supuesto, inmediatamente<br />
mencionamos el bautismo por inmersión,<br />
la imposición <strong>de</strong> manos para comunicar<br />
el don <strong>de</strong>l Espíritu Santo, la<br />
preordinación, y muchas otras partes <strong>de</strong><br />
nuestra doctrina que difieren <strong>de</strong> todas<br />
las <strong>de</strong>más.<br />
Pero sabemos que hay algo mucho<br />
más importante. El profeta Amos dijo:<br />
"Porque no hará nada Jehová el Señor,<br />
sin que revele su secreto a sus siervos los<br />
profetas" (Amos 3:7). Es evi<strong>de</strong>nte que<br />
esto no pue<strong>de</strong> cambiar, porque Dios es<br />
siempre el mismo, en el pasado, el presente<br />
y el futuro; habiendo existido profetas<br />
en el tiempo <strong>de</strong> Adán, Abraham y<br />
Moisés, no hay razón alguna para que<br />
no los haya en el mundo en nuestros<br />
días.<br />
Los pueblos <strong>de</strong> la época <strong>de</strong> Abraham,<br />
<strong>de</strong> la <strong>de</strong> Moisés, <strong>de</strong> la <strong>de</strong> Pedro,<br />
Santiago y Juan, recibieron instrucciones<br />
<strong>de</strong> maestros celestiales; el Señor<br />
comenzó su obra con apóstoles y profetas.<br />
A través <strong>de</strong> todas las generaciones<br />
El siempre había levantado profetas.<br />
El hombre recibió su libre albedrío<br />
al venir a la tierra, pero es necesario que<br />
se le enseñe y se le capacite poco a poco,<br />
porque el conocimiento no penetra<br />
en él súbitamente. Des<strong>de</strong> el principio <strong>de</strong><br />
los tiempos, el ser humano ha vivido en<br />
forma alternada en luz y tinieblas. Pero<br />
el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong>l Señor es que sus hijos vivan<br />
en la luz, y con ese propósito ha elegido<br />
profetas para que los guíen, dirijan e<br />
inspiren.<br />
Cuando el hombre siente hambre espiritual,<br />
cuando trata <strong>de</strong> alcanzar algo<br />
que no encuentra, cuando sus rodillas se<br />
doblan y su voz comienza a musitar una<br />
oración, sólo entonces es que el Señor<br />
se da a conocer. Entonces es cuando bórralos<br />
límites, aparta el velo y hace posible<br />
que salgamos <strong>de</strong> las tinieblas don<strong>de</strong><br />
andamos a tientas, a la seguridad <strong>de</strong><br />
su luz eterna.<br />
Una época así fueron los días en que<br />
Abraham estuvo en la tierra. La <strong>mayo</strong>ría<br />
<strong>de</strong> las personas que lo ro<strong>de</strong>aban<br />
eran idólatras y adoraban ídolos <strong>de</strong> piedra<br />
y ma<strong>de</strong>ra. El Señor llamó a Abra-<br />
<strong>Liahona</strong>, <strong>mayo</strong> y <strong>junio</strong> <strong>de</strong> <strong>1977</strong><br />
ham para que fuera su Profeta y le dijo:<br />
"...he <strong>de</strong>scendido para librarte y para<br />
llevarte <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> tu padre y <strong>de</strong> toda<br />
tu parentela a una tierra extraña <strong>de</strong> la<br />
cual nada sabes" (Abr. 1:16).<br />
Moisés vivió en la luz y la dignidad.<br />
En esa época su pueblo estaba en Egipto,<br />
y vivía en la esclavitud; lo más importante<br />
para ellos era tener alimento<br />
para llevarse a la boca y para dar <strong>de</strong> comer<br />
a sus hijos. El Señor no era feliz<br />
con los sufrimientos <strong>de</strong> su pueblo, por<br />
lo que mandó a Moisés que los sacara al<br />
<strong>de</strong>sierto y fuera al Monte Sinaí, don<strong>de</strong><br />
El mismo le dio instrucciones para gobernarlos.<br />
Así fue como llamó un nuevo<br />
Profeta, tal como había hecho con<br />
Abraham en su época. (Véase Éxodo,<br />
capítulos 1 al 20.)<br />
Hubo <strong>de</strong>spués un largo período, la<br />
época <strong>de</strong>l obscurantismo, en el que la<br />
iglesia no estuvo organizada; pero el<br />
Señor jamás olvidó a su pueblo. El envió<br />
a Isaías, a Jeremías, a Ezequiel y<br />
otros, para que siempre hubiera un portavoz<br />
suyo en la tierra, que escribiera<br />
sus mensajes y por medio <strong>de</strong> quien pu^<br />
diera El hablar a sus hijos. Aquellos<br />
mensajes se conservaron, y así tenemos<br />
hoy el Antiguo Testamento, enorme tesoro<br />
<strong>de</strong> las revelaciones <strong>de</strong> Dios a su<br />
pueblo por intermedio <strong>de</strong> sus profetas.<br />
Uno <strong>de</strong> éstos, que tuvo po<strong>de</strong>r para ver<br />
épocas futuras, predijo que llegaría un<br />
tiempo en que no habría profetas en la<br />
tierra y la oscuridad espiritual prevalecería.<br />
El Señor Jesucristo mismo estableció<br />
su iglesia en la tierra, esta Iglesia a la<br />
cual vosotros pertenecéis. Apenas había<br />
empezado su ministerio, un día que pasaba<br />
junto al Mar <strong>de</strong> Galilea, vio allí un<br />
grupo <strong>de</strong> hombres; se acercó a ellos y<br />
les dijo: ''Venid en pos <strong>de</strong> mí, y os haré<br />
pescadores <strong>de</strong> hombres" (Mat. 4:19). Y<br />
aquellos rudos hombres, se llenaron<br />
con el Espíritu, y siguieron a Jesús; lo<br />
siguieron por colinas y valles; cruzaron<br />
ríos y atravesaron montañas en pos <strong>de</strong><br />
su Maestro. Asombrados y maravillados,<br />
lo contemplaron mientras ben<strong>de</strong>cía<br />
y sanaba a aquellos que creían en El; lo<br />
siguieron hasta el pie <strong>de</strong> la cruz, don<strong>de</strong><br />
fue cruelmente asesinado y <strong>de</strong>spués,<br />
siguieron su cuerpo hasta la tumba don<strong>de</strong><br />
le dieron sepultura. Al tercer día se<br />
enteraron <strong>de</strong> que vivía, con aquel mismo<br />
cuerpo que había tenido en la tierra;<br />
y tal como lo había prometido a sus<br />
apóstoles y profetas, volvió y se dio a<br />
conocer a los hombres.<br />
Cuando sostenemos a los Apóstoles<br />
y la Primera Presi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la Iglesia,<br />
los sostenemos como profetas, vi<strong>de</strong>ntes<br />
y reveladores, porque esa fue la autoridad<br />
que se dio <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio a los<br />
Doce Apóstoles <strong>de</strong> Jesucristo.<br />
A medida que avanzamos en la historia,<br />
generación tras generación, vemos<br />
que se organizaron cientos <strong>de</strong> diferentes<br />
religiones, <strong>de</strong> acuerdo con los caprichos<br />
<strong>de</strong>l hombre. En estas iglesias no había<br />
apóstoles ni profetas, y otra vez la oscuridad<br />
<strong>de</strong>scendió sobre la tierra; durante<br />
casi dos mil años no hubo profetas que<br />
hubiesen sido llamados por Dios y su<br />
Hijo Jesucristo, y que pudieran comunicarse<br />
con ellos y llevar a cabo su obra.<br />
Así llegó el año 1820. Colón había<br />
<strong>de</strong>scubierto esta tierra <strong>de</strong> América hacía<br />
ya varios siglos, y en ella había una nación<br />
que gozaba <strong>de</strong> completa libertad<br />
religiosa; ya estaba todo preparado para<br />
que el Señor pudiera restaurar su Iglesia,<br />
la cual, a partir <strong>de</strong> aquel día, empezó<br />
a florecer. Una vez más había un<br />
hombre que era un Profeta <strong>de</strong>l Señor y<br />
a quien se le dieron cientos <strong>de</strong> revelaciones.<br />
La Iglesia fue restaurada y la<br />
doctrina reestablecida; una vez más, el<br />
hombre empezó a buscar a su Padre Celestial.<br />
Cuando José Smith, el primer Profeta<br />
<strong>de</strong> esta dispensación, fue asesinado,<br />
Brigham Young ocupó su lugar, por revelación<br />
<strong>de</strong> Dios; así fueron sucedjéndose<br />
los profetas y el duodécimo Presi<strong>de</strong>nte<br />
<strong>de</strong> la Iglesia es hoy el Profeta,<br />
Vi<strong>de</strong>nte y Revelador para toda la Iglesia.<br />
Siempre que cantéis el himno 'Te<br />
damos, Señor, nuestras gracias", os pedimos<br />
que recordéis que José Smith era<br />
nuestro Profeta, que Pedro, Santiago y<br />
Juan fueron profetas y formaron una<br />
vez la Presi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la Iglesia; y que<br />
ellos, y Abraham, Isaac, Jacob y todos<br />
los <strong>de</strong>más, son los profetas por los cuales<br />
agra<strong>de</strong>cemos en ese himno.<br />
Hermanos, el Señor continúa revelando<br />
su voluntad al mundo. Con mis<br />
dos maravillosos consejeros, el presi<strong>de</strong>nte<br />
Tanner y el presi<strong>de</strong>nte Romney,<br />
nos reunimos con el Consejo <strong>de</strong> los Doce<br />
Apóstoles, quienes también son profetas,<br />
y hacemos nuestro máximo esfuerzo<br />
por conducir la Iglesia en fa dirección<br />
en que <strong>de</strong>be ir, tanto en lo que<br />
se refiere a doctrina como a práctica.<br />
Por supuesto que el Señor no hará nada<br />
sin revelar su voluntad a sus siervos, los<br />
profetas.<br />
Me gustaría contaros una anécdota.<br />
El presi<strong>de</strong>nte David O. McKay fue Pre-<br />
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