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Liahona, mayo y junio de 1977 - LiahonaSud

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como la <strong>de</strong>l padre. Algunas autorida<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong> la Iglesia han dicho que las madres<br />

ejercen una influencia <strong>mayo</strong>r sobre sus<br />

hijos, <strong>de</strong> modo que ellas tienen la <strong>mayo</strong>r<br />

responsabilidad, El Presi<strong>de</strong>nte Brigham<br />

Young por ejemplo, dijo:<br />

"El <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> la madre es velar por<br />

sus hijos y brindarles su primera educación,<br />

porque las impresiones recibidas<br />

en la infancia duran para siempre. Si las<br />

madres se esforzaran en inculcar a sus<br />

hijos lo que <strong>de</strong>ben, podrían enseñarles<br />

lo que quisieran. Estos <strong>de</strong>beres y responsabilida<strong>de</strong>s,<br />

giran en torno <strong>de</strong> la<br />

madre más que <strong>de</strong>l padre."<br />

Vosotras y yo, al igual que todo el<br />

mundo, sabemos que los hijos reflejan<br />

en su vida, aproximadamente lo que su<br />

madre les enseña. Esto está ilustrado en<br />

la historia <strong>de</strong>l Libro <strong>de</strong> Mormón, cuando<br />

los dos mil jóvenes, que muchas veces<br />

se llaman los hijos <strong>de</strong> Helamán, se<br />

vieron enfrentados a problemas abrumadores<br />

y Helamán les preguntó si se<br />

enfrentarían al enemigo en ía batalla.<br />

Aunque muy jóvenes y sin experiencia,<br />

contestaron:<br />

"He aquí, nuestro Dios nos acompaña<br />

y no nos <strong>de</strong>jará caer; así pues,<br />

avancemos. No mataríamos a nuestros<br />

hermanos si nos <strong>de</strong>jasen en paz; marchemos,<br />

por tanto, antes que <strong>de</strong>rroten al<br />

ejército <strong>de</strong> Antipus.<br />

Hasta entonces nunca se habían batido,<br />

no obstante, no temían la muerte; y<br />

estimaban más la libertad <strong>de</strong> sus padres<br />

que sus propias vidas; sí, sus madres les<br />

habían enseñado que si no dudaban,<br />

Dios los libraría.<br />

Y me repitieron las palabras <strong>de</strong> sus<br />

madres, diciendo: No dudamos que<br />

nuestras madres lo sabían." (Alma<br />

56:46-48.)<br />

A los niños les gusta que su madre<br />

esté en la casa cuando ellos regresan <strong>de</strong><br />

la escuela. Recientemente oí a algunos<br />

<strong>de</strong> los niños en una Primaria que no<br />

querían volver a la casa, porque sus madres<br />

que estaban trabajando, no se encontraban<br />

allí. Esto me recuerda lo escrito<br />

por Esther Doolittle:<br />

"A veces cuando llego a casa <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> la escuela, mi madre no está, aun<br />

cuando sé que pronto llegará, <strong>de</strong> todos<br />

modos los muebles me parecen extraños<br />

y la casa triste y callada. Entonces la oigo<br />

entrar en la casa y, ¡entonces sí que<br />

me siento feliz!"<br />

A los niños tenemos que enseñarles a<br />

que se vean libres <strong>de</strong> problemas. Una<br />

vez oí <strong>de</strong> una familia que se trasladó a<br />

22<br />

una zona boscosa. El padre, temiendo<br />

que sus hijos se extraviaran en los bosques<br />

<strong>de</strong> las montañas, procedió a ro<strong>de</strong>ar<br />

su casa con una cerca para proteger a su<br />

familia. El mismo día que terminó <strong>de</strong><br />

construir la cerca uno <strong>de</strong> los muchachos<br />

encontró la manera para treparse a la<br />

misma y se internó en el bosque. Se organizaron<br />

grupos <strong>de</strong> rescate <strong>de</strong> vecinos<br />

<strong>de</strong> la comarca quienes ío buscaron por<br />

muchas horas, hasta que por fin el muchacho<br />

fue <strong>de</strong>vuelto sano y salvo por un<br />

cazador que lo había encontrado en su<br />

sen<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> la montaña. El padre aprendió<br />

una gran lección cuando el cazador<br />

que había encontrado a su hijo le dijo:<br />

"Es imposible cercar a los hijos e impedirles<br />

salir. Tiene que enseñarles los<br />

peligros <strong>de</strong>l bosque y el peligro <strong>de</strong> extraviarse;<br />

enseñarles la forma <strong>de</strong> reconocer<br />

el terreno para que puedan volver<br />

en caso <strong>de</strong> extraviarse."<br />

Debemos recordar que no po<strong>de</strong>mos<br />

cubrir a nuestros hijos, protegiéndolos<br />

<strong>de</strong> las malas influencias ni tampoco hacer<br />

una cerca que pueda apartarlos <strong>de</strong><br />

ellas. Nuestro <strong>de</strong>ber es prepararlos <strong>de</strong><br />

modo tal que no se extravíen alejándose<br />

<strong>de</strong> la luz y la verdad. Nuestra sagrada<br />

obligación es enseñarles a reconocer el<br />

terreno <strong>de</strong> modo tal que puedan volver<br />

a la presencia <strong>de</strong> su Padre Celestial.<br />

Cada persona tiene el privilegio <strong>de</strong><br />

creer que su madre ha sido y es, la mejor<br />

y la más querida <strong>de</strong> todas las madres.<br />

Por algún extraño instinto <strong>de</strong> represión,<br />

a la <strong>mayo</strong>ría <strong>de</strong> nosotros nos<br />

falta Ía habilidad <strong>de</strong> expresar nuestros<br />

sentimientos. La madre <strong>de</strong> una persona<br />

está tan íntimamente entretejida a su vida<br />

y cerebro, que para <strong>de</strong>scribirla se tropieza<br />

con la misma dificultad que tendría<br />

para <strong>de</strong>finir el aire y la luz <strong>de</strong>l sol<br />

que bendicen a! día.<br />

La verda<strong>de</strong>ra maternidad representa<br />

siempre un gran i<strong>de</strong>al. Eleva al hombre,<br />

impulsándolo a las mejores realizaciones<br />

<strong>de</strong> la vida. Así como la verda<strong>de</strong>ra<br />

maternidad es lo que más se asemeja a<br />

la condición divina, también por ese<br />

motivo nos pue<strong>de</strong> guiar a Dios mediante<br />

la enseñanza <strong>de</strong> la fe a los niños,<br />

manteniendo las normas <strong>de</strong> justicia para<br />

todos, revelando la chispa <strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra<br />

divinidad entre nosotros, los <strong>de</strong><br />

la vida mortal. Los recuerdos más queridos<br />

<strong>de</strong> muchas personas son los <strong>de</strong>l<br />

hogar y los <strong>de</strong> la madre, <strong>de</strong> las bonda<strong>de</strong>s<br />

que ésta tenía para con nosotros en<br />

nuestra niñez, y <strong>de</strong> la paciencia, tolerancia<br />

y el perdón que siempre la caracteri­<br />

zaban. Nada pue<strong>de</strong> curar el quebrantado<br />

corazón <strong>de</strong> un hijo como la tierna caricia<br />

<strong>de</strong> una madre.<br />

Cada señorita que se aproxime al<br />

matrimonio <strong>de</strong>be compren<strong>de</strong>r esto. Ser<br />

madre no consiste solamente en ser una<br />

progenitura. La parte más importante<br />

<strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra maternidad comienza<br />

<strong>de</strong>spués que nace el hijo y sigue a través<br />

<strong>de</strong> la vida. Se refleja en el cuidado<br />

tierno, en la tarea <strong>de</strong> criar al hijo,'en el<br />

<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> su carácter, en establecer<br />

sus normas e i<strong>de</strong>ales, en la <strong>de</strong>bida<br />

orientación <strong>de</strong> un niño con respecto a lo<br />

bueno y a lo malo. Debe implantar en<br />

el corazón <strong>de</strong>l niño esa divina fe que<br />

dio forma al pensamiento y convicción<br />

<strong>de</strong> José Smith, para que leyera la Biblia<br />

y creyera en ella, y <strong>de</strong>spués buscara a<br />

Dios por medio <strong>de</strong> la oración y consiguiera<br />

sabiduría. Es lo que hizo <strong>de</strong> los<br />

siguientes presi<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la Iglesia, los<br />

gran<strong>de</strong>s hombres que fueron.<br />

Cada joven <strong>de</strong>be esforzarse por llegar<br />

a ser una gran madre, pero para que<br />

eso sea posible sus propias madres<br />

tienen que haber hecho su parte al respecto.<br />

Las mejores madres generalmente<br />

hacen que sus propias hijas también<br />

sean buenas madres. Hay una evi<strong>de</strong>nte<br />

continuidad <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>za en las familias.<br />

Cada generación tiene la responsabilidad<br />

<strong>de</strong> criar y entrenar a la próxima<br />

generación, preparándola para legar al<br />

porvenir toda su fuerza, inspirando a<br />

cada una a que logre <strong>mayo</strong>res alturas <strong>de</strong><br />

gran<strong>de</strong>za. Las madres <strong>de</strong> la humanidad<br />

pue<strong>de</strong>n lograr esto, si cada una se propone<br />

llegar a ser una gran madre; si<br />

cada jovencita que esté acercándose a la<br />

madurez, toma la <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> hacer<br />

su parte, nada nos será imposible.<br />

Los buenos hombres reconocen la<br />

gran<strong>de</strong>za en las mujeres y lo hacen con<br />

agra<strong>de</strong>cimiento. Ningún gran hombre<br />

jamás se avergonzó <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo y el<br />

entrenamiento que recibió <strong>de</strong> su madre.<br />

Si nosotros que tenemos la responsabilidad<br />

<strong>de</strong>l entrenamiento <strong>de</strong> la próxima<br />

generación, ponemos como única meta<br />

el plan divino que Dios nos ha dado,<br />

<strong>mayo</strong>r será el número <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s hombres<br />

que pasarán por la obra <strong>de</strong> su vida<br />

- y dirán junto con Lincoln: "Todo lo que<br />

soy y todo lo que espero llegar a ser se<br />

lo <strong>de</strong>bo a mi angelical madre".<br />

Que el Señor os bendiga para que<br />

cumpláis con vuestro llamamiento como<br />

madres y como futuras madres, ruego<br />

humil<strong>de</strong>mente, y os <strong>de</strong>jo mi bendición,<br />

en el nombre <strong>de</strong> Jesucristo. Amén.

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