Tenango del Valle - Revista Personae

Por: Ruperto de nola
Fotografía: no se nos dieron las facilidades para tomar las fotografías
-¡Qué complicado y confuso se está
volviendo todo en esta adorada y
bella ciudad! -fueron las primeras
palabras de meine liebe Tante
Wilhelmina cuando llegó al restaurante
Yushan donde yo la estaba
esperando.
-¿Por qué, Tante?
-Según me dijeron por teléfono,
este rincón asiático está en la Torre Mayor…
Entré a la dicha Torre, pregunté a
las niñas de recepción, suponiendo que
deberían saber lo que hay en el lugar
donde trabajan. Me mandaron a una
de esas fondas que llaman de fast
food. ¡¡Oh, mein Gott!! -Por
fin, un policía muy amable me indicó
donde estaba el Yushan. Es lógico
que no capaciten a sus empleadas en
un lugar que ostenta, sobre la puerta
principal, en grandes letras The
shops at Torre Mayor. ¿No les
da vergüenza esa sumisión a los turistas
gringos? Pero no para ahí la falta de
dignidad: en el interior las tiendas,
los shops, para estar acordes con el
• P E R S O N A E
entreguismo colonial lingüístico, se llaman
Books and Gifts, Neve &
gelato, il dolce capriccio, sin
faltar el Starbucks coffee donde
confunden el self service con el no
service. En una mampara anuncian
Shoe shine, aclarando abajo que se
trata de servicio de limpieza de calzado,
para que lo entiendan los mexicanos
monolingües. ¿No hay alguna autoridad
que cuide el idioma nacional?
-La había, creo que la Secretaría
de Educación Pública, pero
tiene demasiados problemas con los
encargados de educar a los niños que
no tienen tiempo para cumplir.
-No entiendo, -continuó Wilhelmina-,
cuando vemos el amor
patrio que se despierta con el fútbol
esperas que se manifieste en todos
los aspectos. Y el idioma es la mayor
muestra de identidad. Es de suponerse
que si nuevamente algún científico o
literato mexicano recibiera el Premio
Nobel, el pueblo se lanzaría
a la calle lleno de entusiasmo. A
Carlos Fuentes le acaban de
otorgar un importante reconocimiento
en Europa, de seguro que desde el
Señor Presidente hasta el más humilde
ciudadano, todos, habrán de expresar
escandalosamente su contento. ¿No
crees, Rupert?
-Tante, aterriza por favor, y
saborea esta botana de algas secas que
es una delicia.
-En efecto, delicieux, me recuerda
los chicharrones que preparaba
mi cocinera oaxaqueña con la piel de
pollo frita.
A pesar de haber llegado temprano
para esperar a meine Tante, no
pude lograr una mesa cerca de las
ventanas para ver el Paseo de la Reforma,
pues el lugar estaba casi lleno,
a pesar de la histeria provocada por el
Mundial. Tuve tiempo de admirar la
discreta decoración en negros y rojos
con los muebles laqueados que sugieren
el Oriente sin caer en lo folclórico,
subrayado por unos cojines bordados,
muy chinescos.
-¿Ya te fijaste en esa chica tan
guapa y simpática que saluda de mesa
en mesa?
-Sí Tante, es Yessika Arredondo
Parra, encargada de Relaciones
Públicas. Muy amable. Ya vino a
saludarme. Pero vamos a ordenar que
ya está haciendo hambre.
-Empecemos por estos tacos de chicharrón
de pato que ya los vi en aquella
mesa y son toda una promesa.
La carta es amplia y lo mismo
encontramos ensaladas que pescados,
mariscos, res, pollo y el famoso pato
en diferentes presentaciones, platillo
imprescindible en la cocina oriental.
Nos decidimos por unos camarones
con cebollín y nuez, un verdadero manjar,
crocantes, acompañados de una
salsa agridulce, inolvidable, la calificó
mi Tía. Y para empezar nos ofrecieron
un pan al vapor con queso, algo con
todo el estilo de la cocina china.
Nos quedamos con las ganas de
probar el salpicón de pato, porque,
después de los tacos hubiera sido un ex-