Tenango del Valle - Revista Personae

Certeza
Electoral
L
a certificación de la confiabilidad del sistema electoral externada por los
titulares de la ONU de las misiones de observadores electorales extran
jeros resulta uno de los asuntos de mayor relevancia para la estabilidad
política del país, ocurridos en los últimos meses. La posición de la ONU
vino a enfriar los ánimos de quienes, sin medir consecuencias, insistían
en cuestionar la legislación y la estructura que depende del IFE, encargada de la
realización de las elecciones del próximo 2 de julio.
Como fruto de la inercia, toda vez que durante varias décadas la descalificación
anticipada de la autoridad electoral, y por tanto de los resultados de las elecciones,
fue un medio de presión empleado por partidos minoritarios para llamar la atención
o para usar el periodo postelectoral, movilizando a sus militantes, muchas veces con
acciones de violencia, se generó un ambiente de conflicto en torno al IFE. El principal
instigador de esta actitud fue una parte de la dirigencia del PRD.
Esta posición estaba resultando sumamente delicada y generó preocupación
en la sociedad, ante la posibilidad de que, sin ser del agrado del algún partido los
resultados electorales, pudieran darse hechos de conflicto después del 2 de julio. Esta
perspectiva pudo propiciar preocupación también en los mercados internacionales,
con dañinas consecuencias de todo tipo para el país.
Una actitud de esta dimensión, aparentemente atractiva para los fines de un
partido, significaba el desconocimiento del conjunto de instituciones jurídicas que
se crearon a lo largo de más de dos décadas de reformas a la Constitución y a la Ley
Electoral, que permitieron que las últimas elecciones, la de 1997, la del 2000 y la
del 2003 fueran reconocidas por propios y extraños como ejemplos de civilidad y
profesionalismo.
Es difícil señalar el conjunto de normas, candados y salvaguardas que permiten
elecciones confiables en el país, pero las más significativas son las de tener un sistema
totalmente ciudadano, un órgano jurisdiccional efectivo y la apertura a la observación
electoral tanto nacional como internacional, entre muchas otras disposiciones.
Aclarada la garantía de la organización electoral, lo saludable es que la recta
final de esta jornada electoral se centre en las propuestas de los candidatos en
torno a las prioridades que ya tiene bien señalas la ciudadanía. La sombra de duda
que se quiso lanzar sobre el proceso ya se borró y el triunfo lo obtendrá quien haya
sido capaz de convencer al electorado sobre su capacidad de gobierno, de consenso,
acuerdo y de atención a nuestros problemas. En ello, democracia y eficacia van de la
mano, porque lo que cuenta no es la capacidad de conflicto, sino la de encontrar las
respuestas que el país demanda.
DESDE LA CÚPULA
Por diputado víctor hugo islas hernández
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