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Gorki Máximo - Dias De Infancia.pdf - Biblioteca Revolucionaria

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Librodot Días de <strong>Infancia</strong> <strong>Máximo</strong> <strong>Gorki</strong><br />

la penita de mi corazón!<br />

Al oír cantar al grillo<br />

la cucaracha decía.<br />

"¡Que se calle ese ladrón!"<br />

¡Qué pena la mía,<br />

la penita de mi corazón!<br />

Colgó su camisa un pobre<br />

y otro que no la tenia,<br />

se la arrancó de un tirón.<br />

¡Qué pena la mía,<br />

la penita de mi corazón!<br />

Yo no podía soportar estos cantares; y cuando mi tío cantaba aquello de los dos<br />

pobres, experimentaba una tristeza tan singular, que me corrían las lágrimas por las<br />

mejillas.<br />

"Gitanillo" escuchaba la guitarra con la misma atención que todos los demás; tenía<br />

los dedos hundidos en los negros rizos de la cabeza, su mirada se clavaba en un rincón<br />

y su nariz sorbía con fuerza el aire. A veces decía, de pronto, con acento de honda<br />

melancolía:<br />

-¡Ah, si yo tuviera tan buena voz! ¡Lo que yo cantarla, Dios mío!<br />

-No te pongas triste, Yascha -decía, suspirando, la abuela al tío Jacobo-. Más vale<br />

que toques algo alegre, para que baile Vania.<br />

El tío Jacobo no siempre accedía de plano a la petición de mi abuela; pero, a veces,<br />

poniendo la mano plana sobre las cuerdas, interrumpía un momento la tocata, cerraba<br />

los dedos, hacía un ademán como si tirara con fuerza al suelo algo invisible y<br />

exclamaba con tono insolente:<br />

-¡Ah, sí! ¡Fuera pesares! ¡Andando, Vania!<br />

"Gitanillo" se pasaba la mano por el pelo, se arreglaba la camisa de seda amarilla y<br />

cuidadosamente, como si pisara sobre clavos de punta, se situaba en el centro de la<br />

cocina; sus morenas mejillas se teñían de rojo y, con sonrisa de confusión, decía:<br />

-¡Vamos, vivo, Jacobo Vasílich!<br />

La guitarra tocaba con ritmo acelerado, los facones de Vania chocaban breve y<br />

ásperamente, en la mesa, en el aparador temblaba la vajilla y en medio de la cocina<br />

daba vueltas "Gitanillo", como un incendio viviente; se precipitaba de pronto hacia<br />

adelante, moviendo los brazos como alas a la manera de un buitre, daba gritos, se<br />

ponía en cuclillas y lo barría todo como una golondrina dorada, luminosa con el<br />

titilante brillo de la seda, que parecía lucir e irradiar como metal fundido.<br />

"Gitanillo" bailaba sin cansarse, olvidándose por completo de sí mismo; si se<br />

hubiera abierto la puerta de la casa, habría seguido bailando en la calle, recorriendo<br />

toda la ciudad y sin parar sabe Dios hasta dónde.<br />

-¡Vivo! ¡Más vivo! -exclamaba el tío Jacobo, llevando el compás con los pies.<br />

Y silbaba de un modo estridente, y con su chillona voz cantaba rimas jocosas:<br />

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