Salvatore, R A – El Elfo Oscuro 2
Salvatore, R A – El Elfo Oscuro 2
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situación pero dispuesto a mantenerse firme en la decisión, por mucho que le doliese.<br />
Belwar comprendía los sentimientos de Drizzt hacia la desgraciada criatura, su<br />
compasión por la pérdida de identidad de Clak, pero sabía que era un vínculo peligroso.<br />
No habían transcurrido más de un par de horas cuando Drizzt, excitado, despertó<br />
al svirfnebli.<br />
—Tenemos que ayudarlo —susurró el drow, con un tono áspero.<br />
Belwar se pasó una mano por la cara mientras trataba de orientarse. Su sueño<br />
había sido intranquilo, lleno de pesadillas en las que había vociferado «bivrip» para<br />
después acabar a golpes con la vida del nuevo compañero.<br />
—¡Tenemos que ayudarlo! —repitió Drizzt, con más fuerza. Belwar podía ver<br />
por las ojeras en el rostro del drow que el joven no había pegado ojo.<br />
—No soy mago —dijo el capataz—, y tampoco...<br />
—Entonces conseguiremos uno —gruñó Drizzt—. ¡Buscaremos al humano que<br />
maldijo a Clak y lo obligaremos a que invierta el duomer!. Lo vimos hace poco junto al<br />
arroyo. No puede estar muy lejos.<br />
—Un mago con tanto poder no será un enemigo fácil —objetó Belwar—. ¿Ya<br />
has olvidado la bola de fuego? —<strong>El</strong> enano miró hacia la pared donde colgaba la<br />
chaqueta chamuscada, como si necesitase convencerse a sí mismo—. Creo que el mago<br />
podrá con nosotros —añadió, pero Drizzt advirtió la poca fe de Belwar en sus<br />
afirmaciones.<br />
—¿Tanta prisa tienes por condenar a Clak? —le preguntó Drizzt, bruscamente.<br />
Una amplia sonrisa apareció en el rostro del elfo al ver que el svirfnebli comenzaba a<br />
ceder—. ¿Es éste el mismo Belwar Dissengulp que cobijó a un drow perdido? ¿<strong>El</strong> muy<br />
honorable capataz que no vaciló en ayudar a un elfo oscuro al que todos los demás<br />
consideraban peligroso y poco digno de compasión?<br />
—Vete a dormir, elfo oscuro —replicó Belwar, apartando a Drizzt con la manomartillo.<br />
—Sabio consejo, amigo mío —dijo Drizzt—. Que duermas bien. Quizá nos<br />
espera un largo camino que recorrer.<br />
—Magga cammara —bufó el svirfnebli, empecinado en mostrarse duro.<br />
Le volvió la espalda a Drizzt y, al cabo de unos segundos, roncaba.<br />
<strong>El</strong> elfo comprobó que esta vez el enano disfrutaba de un sueño profundo y<br />
tranquilo.<br />
Clak golpeaba la pared con las garras, machacando la piedra sin descanso.<br />
—¡Otra vez no! —gruñó Belwar, disgustado.<br />
Drizzt corrió por el sinuoso corredor, guiado por el monótono martilleo.<br />
—¡Clak! —llamó suavemente en cuanto vio al oseogarfio.<br />
<strong>El</strong> monstruo se volvió para hacer frente al drow, con las garras listas para el<br />
ataque, y soltó un silbido furioso a través del enorme pico. Un segundo después, Clak se<br />
dio cuenta de lo que hacía y se detuvo.<br />
—¿Por qué tienes que hacer tanto ruido? —le preguntó Drizzt, simulando no<br />
haber visto la postura de combate de Clak—. Estamos en las profundidades, amigo mío.<br />
Los sonidos pueden atraer a algún invitado indeseable.<br />
<strong>El</strong> oseogarfio agachó la cabeza compungido ante el suave reproche del elfo.<br />
—No tendríais que haberme traído con vosotros —repuso—. No puedo...<br />
Ocurrirán muchas cosas que no puedo controlar.<br />
Drizzt apoyó una mano en el huesudo codo de Clak.<br />
—Ha sido culpa mía —dijo el drow, comprendiendo que el monstruo acababa de<br />
pedirle disculpas por haberse vuelto agresivamente—. No tendríamos que habernos<br />
marchado en direcciones opuestas y no tendría que haberme acercado tan deprisa y sin<br />
advertencia. A partir de ahora nos mantendremos juntos, aunque tardemos más. Belwar