Salvatore, R A – El Elfo Oscuro 2
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vecindario.<br />
<strong>El</strong> consejero Firble, jefe de los servicios secretos de Blingdenstone, asintió,<br />
aunque no lo alegraba la petición. Conseguir información de Menzoberranzan no era<br />
barato, y muchas veces sólo obtenían datos de escaso valor cuando no alguna mentira<br />
bien urdida. A Firble no le gustaba tratar con nadie que pudiese ser más listo que él, y<br />
mucho menos con los elfos oscuros.<br />
<strong>El</strong> espectro observó a la patrulla svirfnebli a su paso por los vericuetos del túnel.<br />
La sabiduría táctica del ser que había sido una vez el mejor maestro de armas de todo<br />
Menzoberranzan había mantenido controladas las ansias asesinas del monstruo durante<br />
los últimos días. Zaknafein no comprendía el significado de la creciente actividad de los<br />
enanos, pero presentía que pondría en peligro la misión si atacaba a los soldados. Como<br />
mínimo, el ataque a un enemigo organizado provocaría la alarma en los corredores y<br />
acabaría por poner sobre aviso al esquivo Drizzt.<br />
Con el mismo criterio, el espectro había sublimado los deseos de matar a otros<br />
seres vivos, y en los últimos días no había dejado ni un solo rastro a las patrullas<br />
svirfneblis, con el fin de evitar conflictos con los moradores de la región. La voluntad<br />
maligna de la matrona Malicia Do'Urden seguía cada uno de los movimientos de<br />
Zaknafein y fustigaba implacablemente sus pensamientos, impulsándolo a buscar la<br />
meta fijada. Cualquier crimen cometido por Zaknafein saciaba temporalmente a la<br />
voluntad dominante, pero la experiencia táctica del espectro podía más que las órdenes<br />
salvajes. La pequeña chispa racional que aún quedaba del viejo Zaknafein tenía muy<br />
claro que la única manera de regresar a la paz de los difuntos era conseguir que Drizzt<br />
Do'Urden se uniera a él en el sueño eterno.<br />
<strong>El</strong> espectro dejó las espadas en las vainas mientras contemplaba a la patrulla de<br />
los enanos.<br />
Entonces, cuando otro grupo de fatigados svirfneblis desfiló camino hacia el<br />
oeste, otra idea surgió en la mente de Zaknafein. Si había tantos enanos en la región,<br />
bien podía pensar que Drizzt Do'Urden también se había encontrado con ellos.<br />
Esta vez, Zaknafein no dejó que los enanos se perdieran de vista. Descendió<br />
desde su escondite entre las estalactitas y siguió a la patrulla. <strong>El</strong> nombre de<br />
Blingdenstone, un recuerdo de la vida pasada, se agitó en los límites de su conciencia.<br />
—Blingdenstone —intentó pronunciar el espectro.<br />
Era la primera palabra que profería el monstruo desde la salida de la tumba. Pero<br />
el nombre sonó como un gruñido indescifrable.