Catequesis - 10
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ferencias tienen sus consecuencias prácticas en el funcionamiento<br />
de un grupo: hay que buscar un mínimo de acuerdo para<br />
que todos, como grupo, podamos caminar hacia el Señor.<br />
No se trata de que se disparen sin más dos o tres. El grupo entero<br />
tiene su proceso de maduración. Sería sospechoso que alguno<br />
dijera que avanza en la fe despreciando el camino que<br />
otros hacen. Los más santos suelen ser los que más saben comprender<br />
y acompañar a los que, a tientas, buscan a Dios.<br />
2. Conocer a cada miembro del grupo<br />
• No podemos correr. A veces, catequista, la preocupación<br />
de llegar no sé dónde, nos hace pasar por encima de las cosas<br />
más elementales. Una de las cosas que más te agradecerán un<br />
día los miembros del grupo es si les tratas y se sienten tratados<br />
como son, como únicos, con su riqueza y su pobreza.<br />
• Te vaya narrar un caso muy concreto que te puede pasar,<br />
si no prestas atención. En catequesis se suele decir: «Pregunta<br />
esto a tus padres». Es posible que haya siempre uno o dos que<br />
tienen una historia personal y familiar dura: padres separados,<br />
no creyentes o no practicantes. Hay niños, no hablo de jóvenes<br />
ni de adultos, que se empeñan en ir a la catequesis «a pesar<br />
de que sus padres no quieren». Me contaba un catequista<br />
de Primera Comunión que mandó al grupo «dibujar» a su familia.<br />
el niño en cuestión levantó la mano y dijo: «Me niego.<br />
Yo no dibujo a mi padre. Nos ha dejado; se ha ido de casa. Yo<br />
me niego a dibujar a mi padre». Se pueden evitar estas situaciones<br />
conociendo la historia personal y poniendo varias alternativas<br />
de manera que cada uno elija aquella que le vaya<br />
bien.