Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Simón toca la armónica<br />
EL VIAJERO.– ¡Buenas noches, muchachos!<br />
SIMÓN.– ¡Eh! ¿Quién anda por ahí?<br />
TERCER CUADRO<br />
En la montaña, por encima de Bethaur.<br />
Escena I<br />
EL VIAJERO.– Soy Pedro, <strong>el</strong> carpintero de Hebrón. Vengo de vuestro pueblo.<br />
SIMÓN.– ¡Salud, compadre! La noche es tranquila, ¿no?<br />
EL VIAJERO.– Demasiado tranquila. ¡esto no me gusta! Caminaba por la oscuridad, sobre la<br />
roca dura y estéril y creía atravesar un jardín lleno de flores enormes calentadas por <strong>el</strong> sol<br />
de final de la tarde., ¿sabes?, cuando te dejan en la nariz todo su perfume. Me alegro de<br />
haberos encontrado. Me sentía más solo en medio de esa dulzura que en medio de un<br />
huracán. Además, he encontrado en los caminos un olor espeso como la niebla.<br />
SIMÓN.– ¿Qué clse de olor?<br />
EL VIAJERO.– Más bien agradable. Pero me envolvía la cabeza, diríase que era un ser vivo,<br />
como un banco de peces, como una bandada de perdices o, más bien, como esas densas<br />
nubes de polen que planean en primavera sobre la tierra fecunda y que a veces son tan<br />
espesas que ocultan <strong>el</strong> sol. Cayó sobre mí de repente y sentí que vibraba a mi alrededor;<br />
me sentí embebido por completo.<br />
SIMÓN.– Tienes suerte. Tu olor no ha subido hasta nosotros y yo sólo hu<strong>el</strong>o <strong>el</strong> perfume<br />
natural de mis compañeros que evoca más bien al ajo y al macho cabrío.<br />
EL VIAJERO.– ¡No! Si hubieses estado en mi lugar, habrías sentido miedo, como yo. Lo que<br />
quiera que fuese crujía, canturreaba, susurraba por todas partes, a mi derecha, a mi<br />
izquierda, d<strong>el</strong>ante de mí, detrás de mí; habríase dicho que miles de capullos florecían en<br />
unos árboles invisibles, o que la naturaleza había <strong>el</strong>egido esa mesta desierta y h<strong>el</strong>ada para<br />
darse a sí misma en soledad, durante una noche de invierno, la fiesta magnífica de la<br />
primavera.<br />
SIMÓN.– ¡Loco de remate!<br />
EL VIAJERO.– Había hechicería en <strong>el</strong>lo, no me gusta que hu<strong>el</strong>a a primavera en mitad d<strong>el</strong><br />
invierno; hay un tiempo para cada estación.<br />
SIMÓN (aparte).– Se ha vu<strong>el</strong>to tarumba <strong>el</strong> pobre… (En alto) Entonces, ¿me decías que vienes de<br />
Bethaur?