Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
BARIONÁ.— Atad vuestros machetes a vuestros cayados y usadlos como lanzas.<br />
SHALAM.— Nos masacrarán.<br />
BARIONÁ.— ¡Por supuesto que sí! Estoy seguro de que nos masacrarán a todos. Pero<br />
escuchad. Ahora creo en vuestro Cristo. Es verdad; Dios ha venido a la tierra. Y en este<br />
momento reclama de vosotros este sacrificio. ¿Se lo negaréis? ¿Impediréis que vuestros<br />
<strong>hijo</strong>s reciban sus enseñanzas?<br />
PABLO.— <strong>Barioná</strong>, tú, <strong>el</strong> escéptico, tú que te negaste a seguir a los Reyes Magos, ¿crees<br />
realmente que este Niño... ?<br />
BARIONÁ.— En verdad, en verdad os digo: este niño es Cristo.<br />
PABLO.— Entonces, yo te sigo.<br />
BARIONÁ.— ¿y vosotros, compañeros míos? A menudo echabais de menos las sangrientas<br />
batallas de nuestra juventud contra los de Hebrón. He aquí que vu<strong>el</strong>ve <strong>el</strong> tiempo de<br />
combatir, <strong>el</strong> tiempo de las cosechas rojas y las gros<strong>el</strong>las de sangre que brotan de los<br />
labios de las heridas. ¿Rehusaréis <strong>el</strong> combate? ¿Preferiréis morir de miseria y de vejez en<br />
vuestro nido de águilas allá arriba?<br />
TODOS.— ¡No! ¡No! Te seguiremos, salvaremos a Cristo. ¡Hurra!<br />
BARIONÁ.— ¡Oh, compañeros míos! Os reencuentro y os quiero. Vamos, dejadme solo<br />
unos instantes para que medite un plan de ataque. Recorred la ciudad y reunid todas las<br />
armas que podáis encontrar.<br />
TODOS.— ¡Viva <strong>Barioná</strong>!<br />
Salen.<br />
SARA.— <strong>Barioná</strong>...<br />
BARIONÁ.— ¡Mi dulce Sara!<br />
SARA.— ¡Perdóname, <strong>Barioná</strong>!<br />
Escena II<br />
BARlONÁ(solo), luego SARA<br />
BARIONÁ.— No tengo nada que perdonarte. Cristo te llamaba y tú has ido hacia Él por <strong>el</strong><br />
camino real. Y yo, yo he seguido caminos más retorcidos. Pero hemos acabado por<br />
encontrarnos.<br />
SARA.— ¿De verdad quieres morir ... ? Cristo exige todo lo contrario, que vivamos ...