13.05.2013 Views

Barioná el hijo del Trueno - JMJ Rio 2013

Barioná el hijo del Trueno - JMJ Rio 2013

Barioná el hijo del Trueno - JMJ Rio 2013

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

BALTASAR.— Escucha: Cristo sufrirá en la carne porque es hombre. Pero es también Dios<br />

y toda su divinidad está más allá d<strong>el</strong> sufrimiento. Y nosotros, los hombres, hechos a<br />

imagen de Dios, estamos también más allá de nuestros sufrimientos en la medida en<br />

que nos parecemos a Dios. ¿Ves?, hasta esta noche <strong>el</strong> hombre tenía los ojos cegados<br />

por <strong>el</strong> sufrimiento como Tobías por <strong>el</strong> excremento de los pájaros. No veía más allá de<br />

sí, y se tenía por un animal herido y loco de dolor que galopa a través de los bosques<br />

para huir de su herida y que lleva su dolor con él a todas partes. y tú, <strong>Barioná</strong>, tú eras <strong>el</strong><br />

hombre de la antigua ley. Has considerado tu dolor con amargura diciéndote: estoy<br />

herido de muerte. Y querías tumbarte sobre tu costado y consumir <strong>el</strong> resto de tu vida<br />

en la meditación de la injusticia que se te había hecho. Pero hoy, Cristo ha venido para<br />

redimirnos; ha venido para sufrir y para enseñarnos cómo hay que tratar al sufrimiento.<br />

Porque no hay que rumiarlo, ni poner <strong>el</strong> honor en sufrir más que los demás, ni<br />

tampoco resignarse a él.<br />

El sufrimiento es una cosa completamente natural y corriente, que conviene aceptar<br />

como algo que se nos debe. Es malsano hablar demasiado de él, aunque sea con uno<br />

mismo. Ponte en regla con él lo antes posible; instálalo cálidamente en <strong>el</strong> hueco de tu<br />

corazón, como un perro tumbado junto al hogar. No pienses nada sobre él, sino que<br />

está ahí, como esta piedra en medio d<strong>el</strong> camino, como la noche está ahí, alrededor de<br />

nosotros. Entonces descubrirás esa verdad que Cristo ha venido a enseñarte y que tú ya<br />

sabías: que tú no eres tu sufrimiento. Hagas lo que hagas y lo afrontes como lo<br />

afrontes, lo sobrepasas infinitamente, porque no puede ser más que lo que tú quieras<br />

que sea. Tanto si lo arropas con tu cuerpo, como una madre que se acuesta sobre <strong>el</strong><br />

cuerpo h<strong>el</strong>ado de su niño para calentarlo, como si, por <strong>el</strong> contrario, le das la espalda<br />

con indiferencia, eres tú quien le da su sentido y le haces ser lo que es. Porque, en sí<br />

mismo, no es nada sino materia humana. Y Cristo ha venido a enseñarte que eres<br />

responsable ante ti mismo de tu sufrimiento. Éste es de la misma naturaleza que las<br />

piedras y las raíces, que todo aqu<strong>el</strong>lo que tiene gravidez y tiende naturalmente hacia<br />

abajo. Es él <strong>el</strong> que te enraíza en esta tierra, por su causa te arrastras pesadamente por <strong>el</strong><br />

camino y presionas <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o con la planta de tus pies. Pero tú estás más allá de tu propio<br />

sufrimiento: le das forma a tu antojo. ¡Tú eres ligero, <strong>Barioná</strong>! ¡Ah!, si supieras cuán<br />

ligero es <strong>el</strong> hombre. Y si aceptas tu cuota de sufrimiento como tu pan de cada día,<br />

entonces has ido más allá. Y todo lo que está más allá de tu lote de sufrimiento y más<br />

allá de tus preocupaciones, todo eso, te pertenece. Todo. Todo lo que es ligero, es<br />

decir, <strong>el</strong> mundo entero. El mundo y tú mismo, <strong>Barioná</strong>, porque todo tú eres un don<br />

gratuito a perpetuidad.<br />

Sufres, y no siento compasión alguna por tu sufrimiento: ¿por qué no ibas a tener que<br />

sufrir? Pero tienes a tu alrededor esta b<strong>el</strong>la noche de tinta, esos cantos en <strong>el</strong> establo, y<br />

este frío seco y duro, hermoso, implacable como la virtud. Y todo esto te pertenece.<br />

Esta b<strong>el</strong>la noche, henchida de tinieblas y de fuegos que la atraviesan como los peces<br />

hienden <strong>el</strong> mar, te está esperando. Te espera al borde d<strong>el</strong> camino, tímida y tiernamente,<br />

porque Cristo ha venido para regalárt<strong>el</strong>a. Lánzate hacia <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o y serás libre — ¡oh<br />

criatura superflua entre todas las criaturas superfluas!— libre y palpitante, asombrada<br />

porque existes en pleno corazón de Dios, en <strong>el</strong> reino de Dios, que está así en <strong>el</strong> Ci<strong>el</strong>o<br />

como en la tierra.<br />

BARIONÁ.— ¿Es eso lo que Cristo nos ha venido a enseñar?<br />

BALTASAR.— Tengo también un mensaje para ti.<br />

BARIONÁ.— ¿Para mí?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!