Devocionario - FUNDACIÓN OBRA CULTURAL Roger de
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TERCERA JORNADA<br />
Su intervención en favor <strong>de</strong> México fue tan pródiga como milagrosa, sobre todo en los trágicos<br />
tiempos <strong>de</strong> epi<strong>de</strong>mias. El Papa Benedicto XIV (24 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1754) la proclamó Patrona Principal<br />
y Protectora <strong>de</strong> México y pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su aparición, la historia <strong>de</strong> México no se<br />
concibe sin la presencia <strong>de</strong> la Virgen <strong>de</strong> Guadalupe. Entre otros muchos títulos, posee el <strong>de</strong><br />
Patrona <strong>de</strong> toda América, que le fue concedido por el papa Pío X. Su festividad se celebra el 12<br />
<strong>de</strong> diciembre, por disposición, también, <strong>de</strong>l citado papa Benedicto XIV y en la fecha señalada<br />
anteriormente. Fue coronada canónicamente el 12 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1895. Su gran basílica es <strong>de</strong> las<br />
más visitadas <strong>de</strong> toda la Iglesia. Juan Pablo II, en su visita a Guadalupe en enero <strong>de</strong> 1979, dirigió<br />
a la Virgen esta oración: "¡Oh Virgen Inmaculada, Madre <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro Dios y Madre <strong>de</strong> la<br />
Iglesia! Tú, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> este lugar manifiestas tu clemencia y tu compasión a todos los que<br />
solicitan tu amparo; escucha la oración que con filial confianza te dirigimos, y preséntala ante tu<br />
Hijo Jesús, único Re<strong>de</strong>ntor nuestro."<br />
Breve Reflexión. Formulación <strong>de</strong> la intención <strong>de</strong> la novena. Padre Nuestro, Ave María y Gloria.<br />
CUARTA JORNADA<br />
Dijo Juan Pablo II en Guadalupe: «Madre <strong>de</strong> misericordia, Maestra <strong>de</strong>l sacrificio escondido y<br />
silencioso, a ti, que sales al encuentro <strong>de</strong> nosotros, los pecadores, te consagramos en este día<br />
todo nuestro ser y todo nuestro amor. Te consagramos, también, nuestra vida, nuestros trabajos,<br />
nuestras alegrías, nuestras enfermeda<strong>de</strong>s y nuestros dolores. Da la paz, la justicia y la<br />
prosperidad a nuestros pueblos; ya que todo lo que tenemos y somos lo ponemos bajo tu<br />
cuidado, Señora y Madre nuestra. Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino <strong>de</strong><br />
una plena fi<strong>de</strong>lidad a Jesucristo en su Iglesia: no nos sueltes <strong>de</strong> tu mano amorosa.»<br />
Virgen <strong>de</strong> Guadalupe, Madre <strong>de</strong> las Américas, te pedimos por todos los obispos, para que<br />
conduzcan a los fieles por sen<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> intensa vida cristiana, <strong>de</strong> amor y <strong>de</strong> humil<strong>de</strong> servicio a<br />
Dios y a las almas. Contempla esta inmensa mies, e interce<strong>de</strong> para que el Señor infunda hambre<br />
<strong>de</strong> santidad en todo el Pueblo <strong>de</strong> Dios, y otorgue abundantes vocaciones <strong>de</strong> sacerdotes y<br />
religiosos, fuertes en la fe y celosos dispensadores <strong>de</strong> los misterios <strong>de</strong> Dios. Conce<strong>de</strong> a nuestros<br />
hogares la gracia <strong>de</strong> amar y <strong>de</strong> respetar la vida que comienza, con el mismo amor con el que<br />
concebiste en tu seno la vida <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios.<br />
Breve Reflexión. Formulación <strong>de</strong> la intención <strong>de</strong> la novena. Padre Nuestro, Ave María y Gloria.<br />
QUINTA JORNADA<br />
Juan Pablo II en Guadalupe: «Virgen Santa María, Madre <strong>de</strong>l Amor Hermoso, protege a nuestras<br />
familias, para que estén siempre muy unidas, y bendice la educación <strong>de</strong> nuestros hijos.<br />
»Esperanza nuestra, míranos con compasión, enséñanos a ir continuamente a Jesús y, si<br />
caemos, ayúdanos a levantarnos, a volver a él, mediante la confesión <strong>de</strong> nuestras culpas y<br />
pecados en el Sacramento <strong>de</strong> la Penitencia, que trae sosiego al alma. Te suplicamos que nos<br />
concedas un amor muy gran<strong>de</strong> a todos los santos sacramentos, que son como las huellas que tu<br />
Hijo nos <strong>de</strong>jó en la tierra. Así, Madre Santísima, con la paz <strong>de</strong> Dios en la conciencia, con nuestros<br />
corazones libres <strong>de</strong> mal y <strong>de</strong> odios, podremos llevar a todos la verda<strong>de</strong>ra alegría y la verda<strong>de</strong>ra<br />
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