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Devocionario - FUNDACIÓN OBRA CULTURAL Roger de

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EL MENSAJE DE LOURDES<br />

Santa Bernardita nació en Lour<strong>de</strong>s el 7 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1844. Des<strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1845 hasta<br />

1854, vivió en el molino <strong>de</strong> Boly; por ese tiempo la llevó consigo su madrina, y la tuvo dos años en<br />

calidad <strong>de</strong> niñera. Con la misma ocupación estuvo en Batres veintiún meses. No había ido a la<br />

escuela. Sabía el Padrenuestro, el Avemaría, el Credo, no bien, y la jaculatoria: «Oh María<br />

concebida sin pecado, ruega por nosotros que acudimos a Ti». No <strong>de</strong>ja esto último <strong>de</strong> ser<br />

provi<strong>de</strong>ncial.<br />

De Batres volvió a Lour<strong>de</strong>s, para ir a la escuela y prepararse a la primera comunión.<br />

Había entrado en los quince años, v sucedía esto a fines <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1858.<br />

La que cantó: Dios levanta a los humil<strong>de</strong>s, volvió sus ojos a esta joven sencilla, nacida en<br />

el campo como azucena sin cultivo. A orillas <strong>de</strong>l Gave está la gruta don<strong>de</strong> Santa Bernardita vio a<br />

aquella joven <strong>de</strong> su misma estatura. Vestía una túnica blanca con bor<strong>de</strong> azul, que le llegaba<br />

hasta los pies, en cada uno <strong>de</strong> los cuales había una rosa <strong>de</strong> oro. Un manto, blanco también, la<br />

cubría, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cabeza hasta los bor<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la túnica. Una faja azul ceñía su cintura. y en una<br />

mano tenía un Rosario, con ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> oro.<br />

La aparición saludó a Santa Bernardita, inclinando la cabeza. Separó un poco <strong>de</strong>l cuerpo<br />

los brazos, que traía extendidos hacia abajo, y abrió las manos. Del brazo <strong>de</strong>recho pendía el<br />

rosario. Sonreía la Virgen Santísima con mucha gracia, indicándole que se acercase. Bernardita<br />

sacó el rosario; la Virgen puso también en la mano el suyo. Se santiguó la Virgen María; y,<br />

mientras Santa Bernardita rezaba el Rosario, la Reina <strong>de</strong>l cielo corría las cuentas <strong>de</strong>l suyo, sin<br />

mover los labios.<br />

Mostraba viveza, edad <strong>de</strong> persona muy joven y estaba ro<strong>de</strong>ada <strong>de</strong> luz. Cuando Santa<br />

Bernardita concluyó el Rosario, la visión la saludó, se retiró al fondo <strong>de</strong> la cueva y <strong>de</strong>sapareció.<br />

Era 11 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1858.<br />

Tres días <strong>de</strong>spués iba Santa Bernardita a la cueva acompañada <strong>de</strong> cinco pequeñas con<br />

su rosario cada una; lo rezaron y apareció la Virgen. No la vieron las compañeras <strong>de</strong> la Santa;<br />

pero ella sí, y le echó agua bendita. La Madre <strong>de</strong> Dios se sonreía y hacía la señal <strong>de</strong> la cruz. Si<br />

vienes <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios, dijo la niña a la visión, acércate, y se acercó.<br />

En la tercera aparición, la joven alargó a la Virgen un papel, para que escribiese lo que<br />

<strong>de</strong>seaba <strong>de</strong> ella; se sonrió la Madre <strong>de</strong> Dios, y le dijo que no hacía falta. ¿Quieres, añadió, venir<br />

aquí durante quince días? No te prometo hacerte feliz en este mundo, sino en el otro. Era dulce<br />

su voz, azules sus ojos, los cuales tenía siempre abiertos; y miraba a todos benignamente y <strong>de</strong><br />

un modo especial a una congregante, que estaba también allí. Era el 14 <strong>de</strong> febrero.<br />

El 19 llevaba Bernardita el rosario en una mano y una vela en la otra. Se encaminó a la<br />

cueva, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tres Avemarías se presentó la celestial Señora, que le sonreía.<br />

La quinta aparición duró un cuarto <strong>de</strong> hora.<br />

En la sexta, mirando a lo lejos, dijo a Bernardita con tristeza: Ruega a Dios por los<br />

pecadores, en seguida apareció otra vez su rostro bondadoso y sereno.<br />

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