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Devocionario - FUNDACIÓN OBRA CULTURAL Roger de

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La cruz es el signo <strong>de</strong>l acercamiento continuo <strong>de</strong> Dios a cada uno <strong>de</strong> los hombres, el<br />

testimonio misterioso con que Dios ha tomado sobre sí en Cristo todos los dolores <strong>de</strong> la<br />

humanidad. Para los que tienen fe, la cruz ya no es un instrumento <strong>de</strong> temor y muerte, sino trofeo<br />

<strong>de</strong> vida y paz. Se nos llama a tomar la cruz cada día para que Dios nos enseñe sus caminos y<br />

caminemos por sus sendas, <strong>de</strong> acuerdo con la visión <strong>de</strong>l profeta Miqueas. La cruz nos recuerda<br />

nuestra necesidad <strong>de</strong> conversión, necesidad <strong>de</strong> apartarnos <strong>de</strong>l pecado y creer en el Evangelio.<br />

La cruz es el camino, el sen<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> cada día. Es, en cierta manera, la<br />

compañera <strong>de</strong> nuestra vida. ¡De cuántas maneras se nos presenta a cada uno <strong>de</strong> nosotros la<br />

experiencia <strong>de</strong> tomar la cruz cada día! Se la pue<strong>de</strong> llamar <strong>de</strong> varios modos... Y, sin embargo, este<br />

nombre está lleno <strong>de</strong> contenido y <strong>de</strong> sentido. Cruz es una palabra salvadora, con la que el Hijo <strong>de</strong><br />

Dios <strong>de</strong>svela a cada hombre la verdad total sobre sí mismo y sobre su propia vocación.<br />

Quinto Misterio LA MUERTE DE CRISTO EN LA CRUZ<br />

Se <strong>de</strong>spojó <strong>de</strong> su rango... haciéndose obediente hasta la muerte y muerte <strong>de</strong> cruz. Al pie<br />

<strong>de</strong> la cruz María participa por medio <strong>de</strong> la fe en el <strong>de</strong>sconcertante misterio <strong>de</strong> este<br />

<strong>de</strong>spojamiento... participa en la muerte <strong>de</strong>l Hijo, en su muerte re<strong>de</strong>ntora. Pero, a diferencia <strong>de</strong> la<br />

fe <strong>de</strong> los discípulos que huían, era una fe mucho más iluminada...<br />

Jesús dice a su madre: Mujer, aquí tienes a tu hijo ... Pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que, si la maternidad<br />

<strong>de</strong> María respecto <strong>de</strong> los hombres, ya había sido <strong>de</strong>lineada anteriormente, ahora es precisada y<br />

establecida claramente... Esta nueva maternidad <strong>de</strong> María, engendrada por la fe, es fruto <strong>de</strong>l<br />

nuevo amor que maduró en ella <strong>de</strong>finitivamente junto a la cruz, por medio <strong>de</strong> su participación en<br />

el amor re<strong>de</strong>ntor <strong>de</strong>l Hijo. Numerosos signos muestran cómo la Santísima Virgen ofrece también<br />

hoy, precisamente a través <strong>de</strong>l Rosario, aquella solicitud materna para con todos los hijos <strong>de</strong> la<br />

Iglesia que el Re<strong>de</strong>ntor, poco antes <strong>de</strong> morir, le confió en la persona <strong>de</strong>l discípulo amado: ¡Mujer,<br />

ahí tienes a tu hijo!.<br />

El Señor ha salvado al mundo con la cruz; ha <strong>de</strong>vuelto a la humanidad la esperanza y el<br />

<strong>de</strong>recho a la vida con su muerte. No se pue<strong>de</strong> honrar a Cristo si no se le reconoce como<br />

Salvador, si no se reconoce el misterio <strong>de</strong> su santa cruz. La cruz es el signo <strong>de</strong> la Re<strong>de</strong>nción y en<br />

la cruz está la prenda <strong>de</strong> la resurrección y el comienzo <strong>de</strong> una vida nueva: la elevación <strong>de</strong> los<br />

corazones humanos. En Cristo crucificado se hace patente la plenitud <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios al<br />

mundo, al hombre.<br />

Misterio <strong>de</strong> Gloria<br />

Primer Misterio LA RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO<br />

La contemplación <strong>de</strong>l rostro <strong>de</strong> Cristo no pue<strong>de</strong> reducirse a su imagen <strong>de</strong> crucificado. ¡Él<br />

es el Resucitado! El Rosario ha expresado siempre esta convicción <strong>de</strong> fe, invitando al creyente a<br />

superar la oscuridad <strong>de</strong> la Pasión para fijarse en la gloria <strong>de</strong> Cristo en su Resurrección...<br />

Contemplando al Resucitado, el cristiano <strong>de</strong>scubre <strong>de</strong> nuevo las razones <strong>de</strong> la propia fe, y revive<br />

la alegría no solamente <strong>de</strong> aquellos a los que Cristo se manifestó – los Apóstoles, la Magdalena,<br />

los discípulos <strong>de</strong> Emaús -, sino también el gozo <strong>de</strong> María, que experimentó <strong>de</strong> modo intenso la<br />

nueva vida <strong>de</strong>l Hijo glorificado.<br />

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