Devocionario - FUNDACIÓN OBRA CULTURAL Roger de
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medalla y cuya conversión contribuyó no poco para que fuera conocida con el nombre <strong>de</strong> Medalla<br />
Milagrosa.<br />
LA SANTA DEL SILENCIO<br />
Catalina era una campesina <strong>de</strong> la comarca <strong>de</strong> la Borgoña. Nació en el seno <strong>de</strong> una<br />
familia <strong>de</strong> labradores acomodados. La madre era maestra <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los pueblos <strong>de</strong> la vecindad.<br />
El señor Labouré era conocido por todos en la comarca. Cuando Catalina nació, el 2 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong><br />
1806, era la pequeña <strong>de</strong> nueve hijos: una hija, Mª Luisa, y siete hermanos; más tar<strong>de</strong> el hogar<br />
acogerá aún a Tonina y Augusto.<br />
Mucho antes <strong>de</strong> saber leer, la niña aprendió a rezar. A los nueve años perdió a su madre<br />
y ella corrió a refugiarse a los pies <strong>de</strong> una imagen <strong>de</strong> la Virgen, su Madre <strong>de</strong>l cielo. Cuando la<br />
hermana mayor, Mª Luisa, pi<strong>de</strong> a su padre permiso para entrar en la congregación <strong>de</strong> las Hijas <strong>de</strong><br />
la Caridad, Catalina, <strong>de</strong> 12 años entonces, se ofrece para solucionar la situación <strong>de</strong>l cuidado <strong>de</strong><br />
la casa y <strong>de</strong> la granja: «Tonina y yo -le asegura a su padre- podremos muy bien llevar la casa». Y<br />
el padre ce<strong>de</strong>.<br />
Junto con el trabajo sacrificado que supone llevar la casa, la joven Catalina se impone<br />
otras duras penitencias: ayuno todos los viernes y sábados. En el pueblo todos la admiran y<br />
estiman. Más <strong>de</strong> un buen partido se presenta como pretendiente al matrimonio. Catalina es seria<br />
y <strong>de</strong> buen juicio y su padre tiene una buena fortuna... Pero la respuesta es, invariablemente: no.<br />
Al acercarse a los 19 años, un sueño extraño le confirma el verda<strong>de</strong>ro sentido <strong>de</strong> su vida:<br />
se ve a ella misma rezando en la iglesia <strong>de</strong> su al<strong>de</strong>a: Fain-les Moutiers. En el altar, un sacerdote<br />
anciano, revestido <strong>de</strong> los ornamentos sagrados, celebra la misa. Terminada la ceremonia, se<br />
vuelve y le hace una señal para que se acerque. Catalina, asustada, se aleja... pero el sueño<br />
continua. Se encuentra ahora a la cabecera <strong>de</strong> un enfermo, y allí estaba también el anciano<br />
sacerdote. «Hija mía -le dice- está bien cuidar enfermos, pero llegará un día que te consi<strong>de</strong>rarás<br />
dichosa <strong>de</strong> venir conmigo. Dios tiene sus <strong>de</strong>signios sobre ti, ¡no lo olvi<strong>de</strong>s!»<br />
A los 22 años llega el momento <strong>de</strong> hablar a su padre <strong>de</strong> su vocación. La reacción <strong>de</strong> éste<br />
es tajante: «¡No irás!» Pedro Labouré quiere que su hija cambie <strong>de</strong> i<strong>de</strong>a y la manda a casa <strong>de</strong> su<br />
hijo Carlos que tiene un restaurante obrero en París. El ambiente ruidoso <strong>de</strong>l trabajo en el<br />
comedor supone para Catalina un gran sufrimiento durante todo el año. Conmovido por el dolor<br />
<strong>de</strong> su hermana, es el propio Carlos que interce<strong>de</strong> ante su padre para que Catalina pueda seguir<br />
su vocación.<br />
Estando Catalina en casa <strong>de</strong> un cuñada en Chatillon, se entera que en la ciudad hay una<br />
Casa <strong>de</strong> Hijas <strong>de</strong> la Caridad y <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> ir allí. A la Superiora le confía su <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> entrar en religión.<br />
Le llevan al recibidor y allí hay un cuadro que atrae su atención, es el retrato <strong>de</strong> un sacerdote<br />
anciano... Era el mismo sacerdote que ella había visto en sueños: San Vicente <strong>de</strong> Paúl, el<br />
fundador <strong>de</strong> esas Hijas <strong>de</strong> la Caridad.<br />
Tres meses <strong>de</strong>spués Catalina atraviesa el portalón <strong>de</strong> la Casa Madre en París, en la<br />
rue<strong>de</strong> Bac, 140, para vivir su tiempo <strong>de</strong> formación.<br />
Allí, el 18 <strong>de</strong> julio y el 27 <strong>de</strong> noviembre tendrá las dos visiones <strong>de</strong> la Virgen y conocerá su<br />
misión: difundir una medalla, la que la Virgen le inspira y cuyos símbolos Ella misma le explica.<br />
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