Devocionario - FUNDACIÓN OBRA CULTURAL Roger de
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Suplicó a<strong>de</strong>más Lucía que sanase a un lisiado, convirtiese a una familia <strong>de</strong> Fátima y<br />
llevase al cielo a un enfermo <strong>de</strong> Atouguía. Al lisiado, dijo la Señora que no le sanaría, ni le libraría<br />
<strong>de</strong> la pobreza; Ella sabía mejor lo que le convenía, que rezase todos los días el Rosario en<br />
familia. Los <strong>de</strong>más, en el próximo año conseguirían lo que pedían, pero que rezasen el Rosario.<br />
Sacrificaos por los pecadores, y <strong>de</strong>cid con frecuencia al hacer algún sacrificio: ¡Oh Jesús!, es por<br />
tu amor, por la conversión <strong>de</strong> los pecadores y en reparación <strong>de</strong> los pecados cometidos contra el<br />
Inmaculado Corazón <strong>de</strong> María.<br />
En este punto, sin darse cuenta, dio Lucía un ¡ay! Les confió un secreto con expresa<br />
prohibición <strong>de</strong> manifestarlo. Fue lo que dio motivo al ¡ay! <strong>de</strong>sgarrador. Nuestra Señora abrió las<br />
manos. El haz <strong>de</strong> luz pareció que penetraba en la tierra.<br />
Vimos como un gran mar <strong>de</strong> fuego, y en él sumergidos negros y broncíneos <strong>de</strong>monios y<br />
almas en forma humana, que lanzadas a lo alto por las llamas, volvían a caer en todas<br />
direcciones, como chispas <strong>de</strong> un gran incendio, sin peso ni equilibrio, entre gritos y lamentos <strong>de</strong><br />
horror y <strong>de</strong>sesperación. Nos hacían estremecer <strong>de</strong> espanto. Los <strong>de</strong>monios se distinguían por sus<br />
formas repugnantes y horribles, <strong>de</strong> animales espantosos y <strong>de</strong>sconocidos; pero trasparentes,<br />
como negros carbones en ascuas. Esta visión duró un instante. Gracias a la Madre <strong>de</strong><br />
Misericordia, que nos previno para ella diciéndonos qué iríamos al cielo; <strong>de</strong> otra suerte<br />
hubiéramos muerto <strong>de</strong> terror.<br />
Angustiados los niños, levantaron sus ojos a la que es consuelo <strong>de</strong> afligidos, como<br />
pidiendo amparo en tamaño trance. Es cierto que aquel día <strong>de</strong>saparecieron <strong>de</strong>l alma <strong>de</strong> los<br />
pastores las dudas y zozobras acerca <strong>de</strong> las Apariciones, y recobraron la paz, que estaba un<br />
tanto turbada en su alma.<br />
Llena <strong>de</strong> bondad y tristeza, continuó la Virgen: Habéis visto el infierno, adon<strong>de</strong> van a<br />
parar las almas <strong>de</strong> los pobres pecadores. Para salvarlos, el Señor quiere establecer en el mundo<br />
la <strong>de</strong>voción a mi Corazón Inmaculado. Si se hiciese lo que te diré, muchas almas se salvarán, y<br />
vendrá la paz.<br />
La guerra está para terminar (la <strong>de</strong> 1914-18), pero si no cesan <strong>de</strong> ofen<strong>de</strong>r al Señor, no<br />
pasará mucho tiempo, en el Pontificado <strong>de</strong> Pío XI empezará otra peor. Cuando veáis una noche<br />
iluminada por una luz <strong>de</strong>sconocida, sabed que es la señal que te da Dios <strong>de</strong> que está próximo el<br />
castigo <strong>de</strong>l mundo por sus tantos <strong>de</strong>litos, mediante la guerra, el hambre y las persecuciones<br />
contra la Iglesia y el Padre Santo. Para impedir eso vendré a pedir la Consagración <strong>de</strong>l mundo a<br />
mi Corazón Inmaculado, y la Comunión reparadora en los cinco primeros sábados <strong>de</strong> mes. Si<br />
fuesen atendidas mis súplicas, Rusia se convertiría y habrá paz. De otra suerte, una propaganda<br />
impía difundirá por el mundo sus errores, suscitando guerras y persecuciones contra la Iglesia;<br />
muchos buenos serán martirizados y el Padre Santo tendrá mucho que sufrir; varias naciones<br />
serán aniquiladas. Ahora, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tantas sombras, un rayo <strong>de</strong> luz. Al fin, mi Corazón<br />
Inmaculado triunfará.<br />
Le da a enten<strong>de</strong>r que <strong>de</strong>sea la consagración <strong>de</strong>l mundo al Corazón Inmaculado <strong>de</strong><br />
María, la conversión <strong>de</strong> Rusia y la paz <strong>de</strong> que más tar<strong>de</strong> hablará. Creyó Lucía ver la gran señal<br />
<strong>de</strong> que habla la Virgen, en lo que llamaron los astrónomos aurora boreal, y se verificó.<br />
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