Devocionario - FUNDACIÓN OBRA CULTURAL Roger de
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Hacia el mediodía, aunque <strong>de</strong> un modo imperfecto, rezaron el Rosario. Estaban<br />
entretenidos en hacer cabañas <strong>de</strong> piedra, cuando un relámpago vivo cruza el aire. juntan al punto<br />
su rebaño, creyendo que se formaba una tempestad.<br />
Ilumina el espacio otro relámpago, y ven sobre una encina <strong>de</strong> algo más <strong>de</strong> un metro <strong>de</strong><br />
alta, a una Señora hermosa. Quedan los pequeños como a dos pasos <strong>de</strong> la Virgen, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la<br />
luz que la envolvía. Temen, no temáis miedo, les dice la Visión; que no te haré daño.<br />
El vestido es <strong>de</strong> gran sencillez y todo blanco; una túnica a la que sujetaba al cuello un<br />
cordón <strong>de</strong> oro, le llega a los pies, que apenas tocan la encina; <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cabeza amablemente<br />
inclinada, <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> también hasta los pies un manto orlado <strong>de</strong> oro. El manto y la túnica los<br />
circunda la luz. Tenía las manos puestas en actitud <strong>de</strong> orar, con los <strong>de</strong>dos hacia arriba y hasta<br />
mitad <strong>de</strong>l pecho. En la mano <strong>de</strong>recha traía un Rosario, <strong>de</strong> ca<strong>de</strong>na y cuentas blancas y el crucifijo<br />
<strong>de</strong> plata bruñida. Se mostraba seria, ni triste, ni alegre.<br />
-¿De dón<strong>de</strong> es usted?, dice Lucía a la Visión.<br />
- Del cielo.<br />
-¿Qué quiere <strong>de</strong> mí?<br />
- He venido a <strong>de</strong>ciros que vengáis aquí el trece <strong>de</strong> cada mes hasta es. Entonces te diré<br />
quien soy y qué quiero<br />
-¿Y yo iré al cielo?, dice Lucía.<br />
- Sí. - ¿Y Jacinta?<br />
- También. -¿Y Francisco?<br />
- Sí, pero tiene que rezar muchos rosarios.<br />
Habían muerto, hacía poco, dos jóvenes, amigas <strong>de</strong> Lucía, y preguntó por ellas. Una está<br />
en la gloria ya, y la otra en el purgatorio, se le respondió.<br />
- ¿Y queréis - le dijo la Madre <strong>de</strong> Dios - ofreceros al Señor para soportar todos los<br />
sacrificios que te envíe, en reparación <strong>de</strong> los pecados con que es ofendido y como súplica por la<br />
conversión <strong>de</strong> los pecadores?<br />
- Sí queremos -contestó Lucía por los tres. -Tendréis mucho que sufrir, pero la gracia<br />
divina te confortará.<br />
La Virgen separó sus manos y salió <strong>de</strong> ellas luz intensa y misteriosa, la cual penetró en el<br />
pecho <strong>de</strong> los pequeños hasta lo más íntimo <strong>de</strong>l alma, dándoles un conocimiento tan gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> sí<br />
mismos, que quedaron internamente inundados <strong>de</strong> Dios, como si se vieran en un limpio espejo.<br />
Cayeron <strong>de</strong> rodillas y dijeron cada uno por separado:<br />
;Oh Santísima Trinidad, yo te adoro! ;Dios mío, lo te amo! Así se lo había enseñado, un<br />
año antes, el Ángel <strong>de</strong> la paz, que la Virgen pru<strong>de</strong>nte por tres veces les había enviado,<br />
preparándolos para las gran<strong>de</strong>s misericordias.<br />
La aparición dice <strong>de</strong>spués a los niños que recen el Rosario con <strong>de</strong>voción todos los días<br />
para obtener la paz <strong>de</strong>l mundo. En seguida sube a lo alto hacia Oriente. Los pequeños resuelven<br />
no <strong>de</strong>cir nada <strong>de</strong> lo acaecido; pero Jacinta todo lo divulga, porque no pue<strong>de</strong> contener el gozo en<br />
su pecho. Será eso fuente <strong>de</strong> sinsabores, que heroicamente pa<strong>de</strong>cerán.<br />
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