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Ana Galbis - Jarabe para el Alma

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luchadora que lo tenía todo y en unos meses se quedó sin nada, sin marido, sin dinero, con una casa<br />

hipotecada llena de recibos y con un hijo de diez años. Isab<strong>el</strong> tuvo depresión, estuvo al borde d<strong>el</strong> abis-<br />

mo, pero no cayó en él, se rehízo a sí misma y lucho por hacerse día a día una vida nueva, una nueva<br />

oportunidad <strong>para</strong> su hijo y <strong>para</strong> <strong>el</strong>la. Esta es su historia.<br />

Mi marido y yo estábamos muy unidos. Nos casamos cuando yo ya era mayorcita, bastante más mayor<br />

que él. Dejé mi pueblo y mi familia y me trasladé a su pueblo a vivir. Él era agricultor y no quería que<br />

yo trabajara así que me quedaba en casa. Hacíamos muchas cosas juntos, él era muy atento conmigo,<br />

salíamos a comer y a cenar, disfrutábamos mucho de la compañía mutua. Él estaba loco con tener un<br />

hijo y al poco tiempo me quedé embarazada de un varón. Cuando <strong>el</strong> niño cumplió diez años ocurrió<br />

todo.<br />

Mi marido tenía treinta años, le detectaron un problema en <strong>el</strong> corazón y lo operaron en Madrid. Allí<br />

lo contagiaron de hepatitis y en unos meses murió de cáncer de hígado. Todo fue muy rápido y yo no<br />

lo pude asimilar. De repente me quedé viuda, con un hijo y una mala situación económica. Cogí una<br />

depresión muy fuerte.<br />

Cuando murió yo tenía casi cuarenta años, mi hijo sólo diez. Unos familiares se lo llevaron a la playa y<br />

yo me quedé sola en casa.<br />

Pensaba muchas barbaridades, estaba sola y podía hacer cualquier cosa. Me podía haber tomado<br />

siete pastillas y olvidarme de todo durmiendo pero tenía un hijo, tenía que cuidar de él. Pensé, “me<br />

tengo que prometer a mi misma que voy a salir como pueda, tengo que criar a mi hijo y ser responsa-<br />

ble. Si hiciera una barbaridad sería una cobarde, y le dirían a mi hijo: tú madre es una cobarde no ha<br />

tenido la suficiente personalidad <strong>para</strong> superar la situación… pues no seré cobarde, lucharé, p<strong>el</strong>earé…”<br />

Y así lo hice.<br />

El golpe fue muy duro porque al morir mi marido me quedé sin dinero. Yo no trabajaba entonces y<br />

tenía que pagar la hipoteca de la casa y los recibos, además de sacar ad<strong>el</strong>ante al niño. Para mí fue un<br />

golpe muy duro porque no sabía ni ir al banco… de todos esos asuntos se ocupaba mi marido, ahora lo<br />

tenía que hacer todo yo. En once años de matrimonio juntos había dependido siempre de él en mu-<br />

chas cosas y ahora debía arreglárm<strong>el</strong>as sola y lo peor, sin tener fuerzas ni ganas.<br />

Caí en una depresión muy grande pero no podía ir llorando a los demás a todas horas. Me di cuenta<br />

de que necesitaba la ayuda de un especialista y fui primero al psicólogo y luego al psiquiatra.<br />

He llorado, mucho, muchísimo, pero he seguido ad<strong>el</strong>ante. Decidí que tenía que buscar trabajo y ne-<br />

cesitaba <strong>el</strong> carnet de conducir. Yo no sabía ni montar en bicicleta y <strong>el</strong> coche me daba pánico. Tuve que

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