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AZ -MXCMO. SMWOM DON RAMÓN JOSEF DE ARCE, Arzobispo ...

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178 EXERCICIOS ESPIRITUALES<br />

cierto, un premio seguro. Dios nuestro, Señor no mira<br />

tanto las casas que se hacen,como la intención, el afecto,<br />

el amor y el buen deseo del corazón con que se le ofrecen.<br />

¡ Qué obediencia , señoras, la vuestra tan. feliz!<br />

Dios nuestro Señor nada os manda en el monasterio<br />

por la intervención de vuestras preladas que no, sea<br />

virtuoso , justo , santo, conforme á. vuestro, instituto,<br />

inspirado por el mismo Señor y aprobado por la Iglesia.<br />

¡ Qué; seguridad en vuestra obediencia! Pero el<br />

mundo ¿ quá.ntos preceptos, impone á. sus. seguidores,<br />

contrarios á los mandatos de Dios ? ¡ Quántos gastos<br />

superfluos en las mesas! ¡ Quánto consumo, de.caudales<br />

en los vestidos, que prescriben sus estilos, sus modas<br />

y sus concurrencias! ¡Quanta.perdicion.de familias<br />

en sostener las partidas de juego que prescriben, las<br />

falsas máximas, del mundo corrompido , y que condenan<br />

todas las sabias leyes de los gobiernos ? Esta obediencia,<br />

que prestan los insensatos amadores del. mundo<br />

, y que abominan todos.los hombres virtuosos, ¡qué<br />

dura es, señoras , qué injusta, qué violenta!; Pero la<br />

vuestra, ¡qué suave, qué ligera, qué bien ordenada!<br />

Dios nuestro Señor os manda obedecer , es verdad , pero<br />

él mismo os acompaña con sus auxilios á practicar<br />

la obediencia.: su divina gracia aligera el peso , retira<br />

los estorbos y aumenta las fuerzas : él mismo sirve<br />

de luz para mostraros el camino : él mismo, pone<br />

su mano para que no tropecéis y caigáis en los peli*<br />

gros : él decide vuestras dudas , os consuela en vuestras<br />

tristezas y os socorre en vuestras necesidades. ¡Qué felicidad<br />

la vuestra! ¡Qué bondad la suya! ¡Qué ventajas<br />

las de vuestra virtuosa obediencia , sobre las de<br />

aquella subordinación dura de los del mundo , que los<br />

abruma con cargas pesadísimas sin arrimar siquiera un<br />

dedo para aliviarlas ! ¿ Qué digo, aliviarlas? El mismo<br />

mundo que las impone las aumenta y multiplica con<br />

circunstancias ásperas é imperiosas, hasta hacerlas insoportables.

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