AZ -MXCMO. SMWOM DON RAMÓN JOSEF DE ARCE, Arzobispo ...

DÍA S É P T I M O . 255
xontinua , mas importuna, y mas dominante que las
otras?... ¿Qué mortificación aplicáis contra esa particularmente?...
¿Con esa en que delinquis con mayor
freqiiencia, de que os levantáis con mayor dificul7
tad, y que mas que todas las otras se resiste?... ¡O
si desde este feliz momento os resolvierais eficazmente
á dominar vuestra dominante pasión, sea en
la materia que se fuese! ¡Qué rápido sería después
vuestro aprovechamiento en la virtud! ¿Los defectos
á que os inclinan son en daño vuestro solamente , ó
pasan á vuestros próximos con perjuicio suyo?... ¿Fiáis
mas en vuestras resistencias que en los auxilios del
cielo?... ¿Quitáis los principios, las causas ú ocasiones
que conmueven las pasiones y las desordenan?...
Necedad seria tocar la pez, y pretender no mancharse
: estar cerca del fuego y no experimentar
su impresión. ¡O quántas veces nos lamentamos del
tormento que nos causan las pasiones sin querer reflexionar
que el exceso de la comida, la demasia del
sueño , la incauta familiaridad , el trato con otra
persona , la libertad de nuestra vista , la ligereza
de nuestras manos, de nuestra lengua , ó nues^»
tros oídos dieron principio á la guerra, conmovieron
la imaginación y encendieron las pasiones! No
nos equivoquemos culpando la corrupción de la naturaleza
, y no reflexionando que nosotros la añadimo
con tnuestros desordenes nuevacorrupcion.
A dos principios pueden reducirse las pasiones: á
la irascible y concupiscible. Observad en quanto á
lo primero, ¿si se conmueve vuestro zelo quando ois
las ofensas del Señor?... ¿Si este zelo es por la gloria
de Dios, ó efecto de la colera que se enciende no
contra la culpa, sino contra la persona que la comete?...
¿Si por causas muy ligeras os dejais arrebatar
de la ira , y prorumpis en expresiones descorteses,
é injuriosas contra vuestro próximo?... ¿Si turbándoos
interiormente por algún disgusto recibido,