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CULTURA Y PODER EL ARTE EN LA VIDA POLÍTICA - Instituto ...

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Cuando el hombre<br />

decide hacer de<br />

su querer poder,<br />

debe conocer de<br />

antemano el orden<br />

de lo que aparece,<br />

y ese orden no es<br />

otro que el ámbito<br />

del mito<br />

y si no cree en dioses, generalmente cree en personajes extraordinarios<br />

sacados de la Historia –ese mito clasemediero en<br />

donde los dioses son ignorados– que le van dictando el camino<br />

a seguir. Si Zeus se transformó en un león, luego en una oca,<br />

y finalmente en un toro para seducir a una mujer mortal,<br />

el seductor actual sabe que debe representar varios papeles<br />

antes de obtener los favores de la mujer amada. Kierkegaard,<br />

en El diario de un seductor, nos proporciona el máximo manual<br />

de poder que podamos concebir. El seductor –en este<br />

caso el hombre poderoso– es un artífice de la imagen adecuada;<br />

es un estratega que va articulando una escenificación<br />

de gestos cuya representación envuelve con su velo al objeto<br />

deseado. El caso del seductor kierkegaardiano es paradigmático<br />

ya que el objeto de su deseo es el simulacro por excelencia:<br />

la mujer. Y esto no difiere mucho de lo que Maquiavelo<br />

nos dice cuando, al final del Príncipe, aconseja que la única<br />

forma efectiva de abordar a la Fortuna es emulando el modo<br />

en que nos acercaríamos a una mujer para conquistarla, ya<br />

que aquélla es voluble y escurridiza como ésta.<br />

NO HAY NADA MÁS VOLUBLE y escurridizo que el mundo, justo<br />

por ser una tela de simulacros, de expresiones de lo irrepresentable.<br />

Por eso los gestos que imitamos de seres que poseen<br />

autoridad ante nuestros ojos se perfilan como definitivos en<br />

nuestro deseo por “hacer de nuestro querer poder”. 1 Insisto,<br />

el mundo es lo más parecido a una pintura dinámica, y en esta<br />

pintura el hombre juega el papel de una representación más,<br />

pero con una característica que lo convierte un ser peculiar: su<br />

capacidad para tejer y destejer ciertos aspectos de lo que se le<br />

presenta como realidad.<br />

AHORA BI<strong>EN</strong>, que el hombre sea capaz de modificar el mundo,<br />

o simplemente de incidir en ciertos aspectos de él, implica que<br />

sabe jugar con el orden de las apariencias, que está haciendo<br />

arte antes que ciencia. Cuando el hombre decide hacer de su<br />

querer poder, debe conocer de antemano el orden de lo que<br />

aparece, y ese orden no es otro que el ámbito del mito.<br />

<strong>EL</strong> MITO Y SU D<strong>EL</strong>IRANTE JUEGO DE FORMAS: formas que emergen<br />

in illo tempore y que se repiten una y otra vez, envueltas<br />

en variantes que dibujan distintos rostros del mundo. Así,<br />

podemos ver cómo el mismo gesto se repite a lo largo de las<br />

1 Savater, Fernando (1981). La tarea del héroe, Taurus, Madrid.<br />

10<br />

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