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CULTURA Y PODER EL ARTE EN LA VIDA POLÍTICA - Instituto ...

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FOLIOS<br />

13<br />

designe. Al tomar cosas de la vida diaria, como objetos encontrados,<br />

instalaciones con muebles de oficina, instalaciones<br />

sonoras con ruidos de la calle, el museo crea la atmósfera<br />

para que objetos que repiten la cotidianeidad se conviertan<br />

en diferentes. Ante la imposibilidad de ser algo<br />

más, de aportarle a la realidad lo que no tiene, el<br />

contexto les da la diferencia que el artista no<br />

consigue. Está en un museo, luego, es algo<br />

con valor. El contexto tiene capacidad<br />

transformadora de objetos: Un anuncio<br />

espectacular está en la calle, es publicidad,<br />

si el mismo anuncio un artista<br />

se lo apropia y lo expone un museo,<br />

es arte. Una condición fundamental<br />

para que dé el salto al estatus de arte<br />

es que cambie de contexto, que entre<br />

a un museo o galería. La invención del<br />

contexto es para darle a estas piezas y<br />

objetos una posición artificial de arte<br />

que fuera del recinto o el área de exhibición<br />

no tienen. Ready-mades, objetos<br />

comunes y corrientes, intervenciones o<br />

apropiaciones, cosas que no se demuestran<br />

como excepcionales requieren de un<br />

marco aun más grande, llamativo, reglamentado<br />

y acotado para poder distinguirse,<br />

llamar la atención. Inventar la figura del contexto<br />

es una trampa para no aceptar la demagógica<br />

situación de requerir la sala del museo<br />

para existir. Adorno, así como Malévich, desdeñaron<br />

al gran museo como el Louvre, lo llamaron<br />

cementerio, vaticinaban su destrucción, no imaginaron<br />

que lo que estaban prediciendo era el destino<br />

del museo de arte contemporáneo. Son cementerios<br />

porque el arte que exhiben está muerto, porque es normal<br />

verlos vacíos, como en los entierros, la gente va el<br />

primer día de la exhibición y después nadie se aparece. Su<br />

acervo es de obras efímeras y olvidables. El museo tiene<br />

dos vertientes, el que expone lo que pertenece al pasado y<br />

el que muestra lo que se crea ahora. Ese ahora se supone<br />

que no debería parecerse a nada del pasado, pero los museos<br />

contemporáneos niegan esta situación y en complicidad<br />

con el curador y puestos al servicio de las galerías, no<br />

se enteran de que las obras que exhiben, una tras otra, son<br />

repeticiones de las obras que han expuesto desde que se<br />

llamaron modernos y más adelante contemporáneos. Los<br />

espectadores tenemos casi un siglo viendo lo mismo, nos<br />

han llevado al agotamiento estético, al aburrimiento. Por<br />

algo Duchamp dejó de hacer ready-made, sabía que el público<br />

se cansaría rápidamente, lo que no sabía es que los<br />

artistas no se cansan de copiar sin crear. La moda tiene

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