17.05.2013 Views

LA MUJER EN LA SOCIEDAD MAPUCHE - FECRECOOP.cl

LA MUJER EN LA SOCIEDAD MAPUCHE - FECRECOOP.cl

LA MUJER EN LA SOCIEDAD MAPUCHE - FECRECOOP.cl

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

eL PeríoDo PreCoLoMbiNo y LoS PriMeroS AñoS De CoNquiStA | 11<br />

Pese a la imagen de precariedad con la que muchas veces se ha descrito a los pueblos precolombinos<br />

–usando, como patrón de medida, una perspectiva eurocéntrica– 4 , la sociedad mapuche era más bien prós-<br />

pera. Aunque la afectaban los avatares propios de toda economía basada en la recolección –días malos para<br />

la pesca o la caza, cambios <strong>cl</strong>imáticos que impedían la recolección, etc.– se la puede caracterizar como una<br />

sociedad armónica y sustentable, sin estallidos de escasez o de guerras intestinas por recursos básicos.<br />

en ese contexto, ¿qué papel desempeñaba la mujer? Podría suponerse que, al interior de una sociedad<br />

cazadora-recolectora, era el hombre el que debía asumir la responsabilidad de proveer a la familia de alimen-<br />

tos. Sin embargo, la caza y la recolección, siendo una actividad importante, no era la única, pues también se<br />

practicaba la agricultura. La que, según las crónicas dejadas por los conquistadores hispánicos, era bastante<br />

relevante y no poco fructífera: “Los naturales –escribió uno de ellos– tienen mays y frijoles y papas y una yerva<br />

a manera de avena, que es buen mantenimiento para ellos. Son muy grandes labradores y cultivan muy bien<br />

la tierra” 5 .<br />

Los principales cultivos eran la papa, el maíz, la quínoa, el madi, el mote, el zapallo y los porotos. Las plan-<br />

taciones se realizaban en “vegas y espacios húmedos, los jardines o huertas cercanos a sus casas” 6 , aunque<br />

también en espacios más extensos, previamente acondicionados para la explotación agrícola. el sistema de<br />

labranza, en tanto, se basaba en la tala y el roce. esta técnica –que aún se practica en algunos lugares de<br />

Chile– consistía en despejar un terreno boscoso, generalmente a través del uso del fuego, y talar los troncos<br />

y arbustos que aún quedaran en pie. Luego se sembraba en el <strong>cl</strong>aro resultante y la misma ceniza de la vege-<br />

tación quemada era empleada como fertilizante. A la temporada siguiente, se volvía a sembrar en el mismo<br />

lugar, rozando las brozas. Cuando la tierra se agotaba, se repetía el mismo procedimiento, pero en una zona<br />

diferente (bengoa, 1985).<br />

Fue en las labores propias de esa agricultura incipiente donde la mujer mapuche fraguó un papel principal<br />

dentro de su comunidad, pues era ella, principalmente, la que se encargaba de cultivar la tierra familiar:<br />

“Las faenas agrícolas, hemos dicho, estaban encomendadas a las mujeres. eran ellas quienes araban el terreno<br />

con una punta de madera impulsada por sus solas manos y removiendo apenas las capas más superficiales.<br />

ellas sembraban el grano y hacían la cosecha” 7 . Para arar la tierra, las mujeres utilizaban un palo agudo llamado<br />

pilohue. Con él se cavaban los agujeros en los que se depositaban las semillas, mientras que con el pie se<br />

removía la tierra para cubrirlas (guevara, 1927).<br />

3 torrejón y Cisternas, “impacto ambiental temprano en la Araucanía deducido de crónicas españolas y estudios historiográficos”. en Bosque, no. 24,<br />

Centro eula-Chile, universidad de Concepción: 2003, p. 49.<br />

4 el historiador Diego barros Arana describió críticamente ese tipo de agricultura: “... el sembrado estaba reducido a satisfacer escasamente las<br />

necesidades de la familia y, por tanto, imponía un trabajo muy limitado. Así se comprenderá cómo esos salvajes llevaban una vida de privaciones y<br />

de miserias en un suelo que habría recompensado generosamente un esfuerzo industrial un poco más activo y enérgico” ver: Historia general de Chile<br />

t. i, editorial universitaria. Santiago: 2000, p. 82.<br />

5 Jerónimo de vivar, citado por torrejón y Cisternas, op.cit. p, 49.<br />

6 José bengoa, Historia de los antiguos mapuches del sur. Catalonia: Santiago, 2003. p. 117.<br />

7 barros Arana, op.cit., p. 82.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!