LA MUJER EN LA SOCIEDAD MAPUCHE - FECRECOOP.cl
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30 | <strong>LA</strong> MuJer eN <strong>LA</strong> SoCieDAD MAPuCHe SigLoS Xvi A XiX<br />
parte de los bienes materiales de la comunidad y determinaban el grado de riqueza de sus maridos, su<br />
trabajo carecía del mismo crédito social que el de los hombres en tiempos de conflictos y de guerra.<br />
esta desigual valoración tendía a permanecer en tiempos de paz: “y este oficio [moler el trigo] es propio<br />
de las mujeres y fuera ignominia en un hombre ocuparse de él, ni en otros de sus ministerios, como son<br />
hacer la cocina, barrer y otras semejantes” 52 .<br />
otro punto conflictivo es, en la intepretación actual, el de la caracterización de la sociedad mapuche<br />
pre-hispánica como esencialmente pacífica o guerrera, pues la condición de la mujer habría sido, en ambos<br />
casos, muy distinta. Según José bengoa (1985), la riqueza de la región de la Araucanía habría asegurado a los<br />
mapuches una convivencia relativamente armónica. Sólo en una sociedad donde predominara la escasez<br />
las luchas intestinas habrían sido la tónica dominante. Pero una sociedad rodeada de riquezas naturales y<br />
abundancia como la mapuche no tenía motivos estructurales para vivir en un estado de violencia interna. De<br />
haber conflicto, éste se derivaría sólo de riñas ocasionales entre familias, o de venganzas contra hechiceros.<br />
Distinta es la visión de goicovich (2003), quien señala que los mapuches habrían estado enzarzados en continuas<br />
contiendas armadas, ya antes del arribo de las huestes hispánicas. La venganza, ligada, como se vio, a<br />
creencias de tipo mágico-religioso, sería el motor fundamental de estas luchas.<br />
Según goicovich, la situación descrita habría dado pie a la construcción de una cultura eminentemente<br />
masculina, donde los valores y cualidades relacionados directamente con la guerra pasarían a ser los más<br />
respetados socialmente. en este contexto, la figura de la mujer habría quedado en un segundo plano: “la<br />
costumbre del conflicto armado como medio para ‘ajustar cuentas’ estaba revestida de un sistema de valoraciones<br />
que, en el plano del género, se traducía en una situación de asimetría que disponía a la masculinidad<br />
en el nivel superior de la balanza: el monopolio de la guerra y del uso de las armas se expresaba, al interior<br />
de la dinámica grupal, en una jerarquización de la valoración social otorgada a los roles que desempeñaban<br />
hombres y mujeres, valoración que guardaba una connotación de inferioridad para la esfera de la mujer y se<br />
materializaba en una manifiesta desigualdad entre ambos sexos” 53 .<br />
Sin embargo, algunas de las características de la sociedad mapuche precolombina –la dispersión y la<br />
relativa autarquía económica en que cada comunidad vivía con respecto a las otras– hace difícil pensar que<br />
las contiendas internas hayan podido ser permanentes, largas y muy sangrientas. Si el pueblo mapuche prehispánico<br />
practicaba ya la guerra y tenía en alta estima a quienes se destacaban en ella, eso ocurrió, principalmente,<br />
cuando tuvieron que enfrentar a un enemigo que parecía superior y dispuesto a destruirlos como<br />
pueblo o/y a es<strong>cl</strong>avizarlos.<br />
La densa población y la abundancia de recursos que encontraron allí los españoles puede atestiguar este<br />
aserto. A la inversa, en ausencia de un enemigo letal, debieron predominar los períodos de paz, y entonces<br />
52 ovalle, op.cit., p. 121.<br />
53 i.goicovich, Loc. cit., p. 160.