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LA MUJER EN LA SOCIEDAD MAPUCHE - FECRECOOP.cl

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eL PeríoDo PreCoLoMbiNo y LoS PriMeroS AñoS De CoNquiStA | 41<br />

estirado cueros de buey, que servían de catres; en otro se encontraba una división bien hecha de cañas:<br />

detrás de ella estaba el granero en donde guardaban el trigo. El centro de la pieza estaba ocupado por<br />

ollas de greda, fuentes de madera, cucharas y otros utensilios domésticos. De los tijerales, negros y fes-<br />

toneados de telas de araña, colgaban mazorcas de maíz, trozos de carne, zapallos, cuelgas de ají y una<br />

bolsa tejida llena de papas. (...) Al lado del fuego, estaba sentada en cu<strong>cl</strong>illas una anciana arrugada y<br />

legañosa (...) La dueña de casa estaba sentada cerca de ella y se dedicaba a revolver el contenido de<br />

una gran olla, colocada junto al fuego y de cuando en cuando tiraba de la correa pendiente de la cuna<br />

que estaba suspendida de los tijerales” 79 .<br />

el eje del hogar lo constituía el fogón. este se encendía apenas amanecía, y permanecía así a lo largo de<br />

casi todo el día. Debido a que no existían horarios para las comidas y a la fluida vida social mapuche –que po-<br />

día significar un huésped o una visita repentinos–, en cualquier momento podía hacerse necesaria la cocción<br />

de un plato. Por lo demás, el fuego era, sobre todo en los fríos días de invierno, un punto de reunión para la<br />

familia. en torno a él, se contaban los relatos (piam) que conformaban el imaginario mapuche, y también las<br />

antiguas historias de los antepasados.<br />

Los niños –que de seguro eran muy numerosos en la familia poligámica– estaban al cuidado de todas las<br />

mujeres de la casa. Mientras eran guaguas, las madres solían llevar a sus hijos con ellas en sus cunas portátiles<br />

de madera (cupulhue). Pero, una vez que estaban más crecidos, los niños disfrutaban de gran libertad, pues la<br />

educación mapuche no parecía ser demasiado estricta.<br />

Por último, la rutina de las mujeres casadas se complementaba con las diversas actividades de la vida<br />

social, anteriormente ya descritas. Matrimonios, funerales, mingas, celebraciones de victoria y rituales mágico-religiosos,<br />

eran todos eventos en que las mujeres se hacían partícipes. Fuera de éstos, eran también habituales<br />

las visitas sociales80 . Mediante ellas, las mujeres casadas no sólo nutrían los vínculos que ligaban a sus<br />

familias de origen con sus familias propias; sino además estimulaban los intercambios culturales y materiales<br />

a través de conversaciones, regalos y trueques.<br />

De la maternidad y la sangre peligrosa<br />

el embarazo era vivido por las mujeres mapuche con la misma fortaleza con que enfrentaban sus trabajos<br />

diarios, y sin que por ello sus rutinas se vieran demasiado afectadas: “y son las mugeres tan fuertes, y tan<br />

sin melindres, ni antoxos: que nunca malparen, por antoxadisas: sino por trabaxadoras, y por cargar cosas<br />

79 Smith, op. cit., p. 122.<br />

80 “Las visitas en la sociedad mapuche tradicional constituían, y aún en algunas partes sigue siendo igual, una de las ceremonias más importantes<br />

ya que iban formando el entramado necesario para una sociedad sin estado. existe un ritual para cada tipo de visita, con nominaciones especiales<br />

según sea el motivo o tema de la misma. (...) esos intercambios fueron el germen de la memoria colectiva”. bengoa, Historia de los antiguos mapuches<br />

del sur…, p. 82.

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