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LA MUJER EN LA SOCIEDAD MAPUCHE - FECRECOOP.cl

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38 | <strong>LA</strong> MuJer eN <strong>LA</strong> SoCieDAD MAPuCHe SigLoS Xvi A XiX<br />

Por último, el acontecimiento era celebrado con una gran fiesta. La mujer recién casada dejaba entonces<br />

la ruca paterna para instalarse definitivamente en casa de su nuevo marido. No obstante, en caso de divor-<br />

cio, volvía a su familia de origen 71 . La situación contraria –que un hombre se fuera a vivir con la familia de la<br />

novia– no parece haber ocurrido hasta mucho después, cuando el sistema de reducciones y la escasez de<br />

tierras, empujo a varios hombres empobrecidos a casarse con mujeres dueñas de predios (Faron, 1969).<br />

el matrimonio mapuche podía, asimismo, disolverse. Cuando una pareja quería separarse, hombres y mujeres<br />

contaban con el mismo derecho de tomar la iniciativa para romper el vínculo. La única condición para hacer efectivo<br />

el divorcio, era la de devolver al hombre la dote que éste había pagado por la esposa. De esta forma, la mujer ma-<br />

puche no se encontraba ligada a su marido por una unión indisoluble y, si lo deseaba, podía poner ella misma fin al<br />

matrimonio. Algunas de las mujeres separadas retornaban a la casa de sus padres 72 , otras formaban nuevas familias:<br />

“Con la facilidad que se casan, deshazen también el contrato; que como fue de venta, en enfadándose<br />

la muger del marido; le deja, y se vuelve en casa de sus padres, i haze que le vuelvan la hacienda que les<br />

dio por ella: con que desecho el contrato queda también desecho el casamiento. Y también le suelen<br />

deshazer casándose con otro, y volviendo el segundo marido al primero la hazienda y las pagas que le<br />

dio por la muger. Y lo mismo hace el marido: que en cansándose de una mujer o en sintiendo en ella<br />

flaqueza alguna i que le ha hecho adulterio, no la mata, por no perder la hazienda que le costó, sino<br />

que se la vuelve a sus padres o se la vende a otro para recobrar lo que le costó” 73 .<br />

La importancia económica de las mujeres, sumada al pago de la novia, convertía al adulterio en una<br />

especie de robo ante los ojos del marido, quien se consideraba vulnerado en sus derechos patrimoniales.<br />

el adulterio, en consecuencia, sólo podía ser resarcido con la devolución de la dote o con la muerte de los<br />

implicados. La mayoría de las veces, el marido se conformaba con exigir el reembolso de los bienes pagados<br />

por la mujer. Sin embargo, también ocurría que el marido decidiera tomar venganza, sobre todo si éste era<br />

un cacique poderoso con varios hombres bajo su mando y un prestigio que guardar.<br />

La primera mujer era aquella por la que se pagaba un más alto precio, y la que desempeñaba luego las<br />

labores administrativas del hogar. gozaba, en general, de mayor prestigio que las otras. en tiempos antiguos,<br />

parece haber sido frecuente que un individuo tomase por esposas a dos o más hermanas (esta práctica es conocida<br />

como sororato), ya fuese para consolidar una alianza o para asegurar una mayor armonía familiar74 .<br />

71 Pineda y bascuñan señala que en casa de Llancareu vivía “una hija del mismo cacique, la cual por haberse disgustado con su marido se había vuelto a<br />

casa de su padre y estaba como divorciada, puesto que el marido no quería volver con ella, ni ella tenía gusto de estar en su compañía.”<br />

72 Sobre la mujer viuda no existe mucha información. Lo más probable es que, si ésta era todavía joven y no tenía hijos, volviese a casa de sus padres.<br />

Las mujeres mayores, en tanto, debían de permanecer en la familia patrilocal, al cuidado del nuevo cabeza de familia. Sobre la situación de las viudas<br />

rosales comenta: “Las mugeres, como son hazienda propia del marido, y que las ha comprado, no quedan libres en muriendo él; sino que se las deja<br />

por herencia al hijo mayor, y él las tiene por sus mugeres y, reservando a la madre las demás le sirven para el tálamo y en los oficios domésticos. y si<br />

alguna no quiere hazer vida con él, ha de ser rescatándose, y volviendo lo que le costó a su padre”. rosales, op. cit., p. 139.<br />

73 rosales, op. cit., p. 139.<br />

74 “De este salieron muchos hijos, hombres y mujeres. Dos de sus hijas, Kurechew la mayor, y Francisca la menor, se casaron con Lorenzo Kolüpi. estas<br />

dos mujeres hermanas eran las preferidas de este gran jefe abajino. ellas únicamente podían entrar al cuarto en que guardaba la platería. en la<br />

antigüedad, los mapuche preferían las hermanas o las primas para vivir con ellas. Decían que teniendo este parentesco no peleaban ni se ponían<br />

celosas unas de otras” (guevara y Mañkelef, 2002:59).

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