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183 palabras una despedida. Los testigos, consternados, habían abandonado al muerto para ocuparse del moribundo. Pusieron en manos de M. de Ramsay un papel y un lápiz, y este escribió ti siguiente billete: «Estáis libre y vengada... sed dichosa con Luciano... jo voy á espirar... Adiós, Felicia... no me compadezcáis... Os amaba!» Entregó el papel á Rodolfo, encargándole que ío pusiera en manos de madama de Clavieres, si es que él no llegaba vivo á París, y haciendo un esfuerzo, se levantó y dijo con valor: —Vamos, caballeros. Pero se desmayó entre los brazos de los testigos, que ie llevaro 11 á su coche. Rodolfo y lis otros dos jóvenes se fueron con él, de-
184 jando abandonado el cadáver de Gastón á unos soldados que habían acudido, Aquella tarde, á la hora en que esperaba á M. de Ramsay, vio la viuda llegar á Rodolfo, quien la entregó con mano trémula el fatal billete. Al ver el rostro consternado y la tristeza impresa en las miradas de aquel desconocido, se estremeció la joven y preguntó, sin tener valor para abrir la esquela; —¿Qué desgracia venís á anunciarme, caballero? —Una muerte, señora, respondió con los ojos bañados en lágrimas Rodolfo, la muerte de un hombre que os ha consagrado su último pensamiento del que fué vuestro mejor amigo —M. de Ramsay! gritó Felicia, eslendiendo las manos, como pa-
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