Revista Transversalidad Educativa nº 1

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REVISTA DIGITAL TRANSVERSALIDAD EDUCATIVA Nº 1 1/11/2008 ¿CONTRIBUYE LA ERRADICACIÓN DEL LENGUAJE SEXISTA EN LA INTRODUCCIÓN EDUCACIÓN PARA LA IGUALDAD? Bermúdez Miranda, Francisco José 78.681.940-K El presente artículo pretende dar ciertas claves que permitan comprender la relación que hay entre lenguaje y pensamiento. Desde la educación en las distintas etapas se ha de proponer superar las desigualdades por razón de género, y uno de los principales medios a emplear en el aula es el uso de un lenguaje no sexista. La cuestión que aquí pretendemos aclarar es si eliminando el sexismo de los usos del lenguaje se contribuye a acabar con la discriminación por motivos de género. Esto es, ¿el lenguaje influye en el pensamiento, o se limita a ser expresión de éste? En el panorama de la lingüística suelen predominar las tesis universalistas que niegan toda influencia del lenguaje en el pensamiento, al mismo tiempo que se insiste, paradójicamente, en acabar con los usos discriminatorios del lenguaje, admitiendo cierta influencia del lenguaje en el pensamiento y la conducta. 1. EL SEXISMO LINGÜÍSTICO El sexismo lingüístico se produce cuando, por medio del lenguaje, se da un trato discriminatorio a las personas de un sexo. El sexo tradicionalmente discriminado es el femenino y tal discriminación no se inscribe sólo dentro del ámbito lingüístico, sino que se extiende a todos los ámbitos de la vida social. En realidad, la discriminación a través del lenguaje se puede dar de dos maneras: una es la que prescribe el uso de determinadas expresiones a uno de los sexos (por ejemplo, decir tacos se ha considerado tradicionalmente peor para las mujeres que para los hombres); la otra es la que discrimina a las mujeres por medio de la fórmula empleada en el discurso. Cuando hablamos de sexismo lingüístico nos referimos a esta segunda manera. Además hay que tener en cuenta que el sexismo lingüístico se produce cuando la discriminación se da en la forma del discurso, no en el contenido. Cuando se discrimina al sexo femenino a través del contenido del discurso se produce sexismo simplemente. Para Pierre transversalidad@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 12
REVISTA DIGITAL TRANSVERSALIDAD EDUCATIVA Nº 1 1/11/2008 Bourdieu (2001) los discursos no son sólo signos destinados a ser comprendidos; son también signos de autoridad destinados a ser creídos y obedecidos, ya que en la vida ordinaria es muy raro que la lengua funcione solamente como puro instrumento de comunicación. Según Bourdieu la capacidad de hablar es universal y, por tanto, esencialmente no distintiva; pero la competencia necesaria para hablar la lengua “legítima”, al depender del patrimonio social reexpresa las distinciones sociales. Conviene aclarar que por discriminación sexual se entiende el trato diferenciado a las personas en función de su sexo, siendo el femenino el que tradicionalmente ha recibido un trato más desfavorable. Tal discriminación se da en forma de trato de inferioridad, ocultación del sexo femenino, etc. Para comprobar si se emplea alguna fórmula sexista en el uso del lenguaje se puede recurrir a la regla de la inversión (Medina Guerra, 2002). Por ejemplo, en la oración “los profesores pueden venir acompañados de sus mujeres” podemos detectar un uso diferenciado del lenguaje, porque si invertimos el género de la proferencia (“las profesoras pueden venir acompañadas de sus hombres”) vemos que en este contexto el término “mujeres” no se corresponde con el de “hombres”. En dicha oración sería más adecuado emplear el vocablo “esposas”siempre y cuando, en el citado ejemplo, se tratase sólo de profesores varones. Si se debiera englobar tanto a profesores como a profesoras sería conveniente utilizar la expresión “los profesores” (que de acuerdo con las normas lingüísticas se refiere tanto a varones como a mujeres), o mejor aún otra perífrasis en la que se viera efectivamente reflejado el sexo femenino (como “el profesorado”, “el equipo docente”, etc.) y, en cualquier caso, utilizar el vocablo “cónyuges” que se refiere tanto a las esposas como a los esposos. De este modo podemos ver que la lengua española posee alternativas suficientes para evitar la discriminación sexual en el discurso, y además sin necesidad de transgredir las normas gramaticales. La intención de este artículo, no obstante, no es la de ofrecer fórmulas para evitar dichos usos, sino la de exponer ciertas claves que permitan comprender el fenómeno lingüístico en su integridad. Cuando se pretende evitar estos usos lingüísticos discriminatorios parece darse por supuesto que la forma de hablar de determinadas realidades influye en la forma en que las percibimos y nos comportamos con respecto a ellas, admitiendo cierto relativismo lingüístico. Pero la cuestión es más compleja: ¿es el lenguaje mera expresión del pensamiento, o bien el lenguaje influye en el pensamiento? Si se pensara lo primero, que el lenguaje se limita a ser expresión de un pensamiento, probablemente no habría que cambiar el lenguaje en transversalidad@enfoqueseducativos.es www.enfoqueseducativos.es 13
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