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Fundamentos Teóricos

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los negros. Todos tienen mucho o poco en<br />

términos de género. Se les ve así como violentos,<br />

rapaces, bestias, o bien, débiles, indefensos<br />

o dependientes, no pueden sostener<br />

una familia, son feminizados.<br />

Pero el problema no son los hombres<br />

sino la definición tradicional de masculinidad,<br />

la cual heredamos y tratamos de incorporar<br />

a nuestras vidas, aunque finalmente<br />

nos deje una sensación de vacío.<br />

En Estados Unidos, los movimientos más<br />

grandes de hombres son motivados por la<br />

espiritualidad, porque sienten que su vida<br />

no tiene sentido, no es coherente. Por eso<br />

pienso que los hombres no son el enemigo<br />

en la lucha por la salud sexual y reproductiva<br />

y la equidad de género. Es la masculinidad<br />

tradicional lo que mantiene a muchos<br />

hombres a la defensiva cuando se les<br />

presenta una ideología de equidad ante las<br />

mujeres, los gays, etcétera.<br />

Esto funciona en seis áreas: paternidad,<br />

educación, violencia, violencia sexual,<br />

sexualidad y sida.<br />

Para que los hombres sean buenos padres<br />

no basta con motivación, también se<br />

requieren políticas adecuadas tales como licencias<br />

de paternidad. Las mujeres demandan<br />

guarderías apropiadas, horarios flexibles<br />

y licencias de maternidad, pero eso no<br />

sólo es asunto de ellas, sino de las parejas.<br />

Cuando los hombres se identifiquen como<br />

padres también exigirán esos derechos.<br />

Sin embargo, la invisibilidad de la masculinidad<br />

lo dificulta mucho. La exigencia de<br />

ser importante y conservar poder y estatus<br />

implica pasar más tiempo en el trabajo y<br />

alejarse del hogar, la familia y los hijos; ser<br />

duro como un roble significa no cultivar las<br />

habilidades emocionales para cuidar, amar<br />

y criar a nuestros hijos.<br />

En las escuelas hemos trabajado durante<br />

años contra la discriminación hacia<br />

las niñas. Ahora a ellas les está yendo muy<br />

bien en ciencias, mientras que a los niños<br />

les va muy mal en filosofía, inglés y humanidades.<br />

Los niños están activamente impidiéndose<br />

hacer un buen papel en estas<br />

áreas. Algunos de ellos dicen que “a las<br />

niñas les va mejor en lengua inglesa porque<br />

ellas expresan sus sentimientos”, o bien “la<br />

lengua inglesa no va con la manera de pensar<br />

de los chavos” o “la lengua inglesa es la<br />

peor pendejada, la mayoría de los tipos a<br />

los que les gusta son maricones”. ¿Cómo<br />

podemos atraer a los niños a las humanidades<br />

sin confrontar la ideología de la masculinidad<br />

que les hace pensar que el disfrute<br />

de la literatura es cosa de jotos?<br />

En cuanto a la violencia, recordemos la<br />

tercera regla de la hombría: Chíngatelos,<br />

es decir, sé atrevido, agresivo, toma riesgos.<br />

En Estados Unidos cada vez que hay<br />

una balacera en una escuela primaria, se<br />

desatan grandes debates que nunca dan<br />

en el clavo, se habla sobre la cultura del<br />

sur, sobre las armas, sobre la ausencia de<br />

los padres de la familia, etcétera, y resulta<br />

que todos esos niños tenían padres en<br />

sus casas y de hecho ellos les habían enseñado<br />

a disparar. La mayoría de los pandilleros<br />

chicanos en Los Ángeles vienen de<br />

familias intactas. Sin embargo, la mascu-<br />

CAPITULO II • 81

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