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Alejandro De Oto María Marta Quintana

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es su carácter perfomativo. Al mismo tiempo aparece en consideración el<br />

motivo del “deseo” que, por lo general, no constituye una entrada preferencial<br />

en las reflexiones sobre la soberanía, pero que, no obstante, en el contexto de<br />

la colonialidad, deviene crucial.<br />

Podemos decir, entonces, que en lo bestial se articulan los dos tramos de<br />

este entrecruzamiento, la bestia que devora, el animal artificial de Hobbes,<br />

y la bestia recluida en la animalidad más profunda, en una suerte de estado<br />

de naturaleza. <strong>De</strong> este modo, en las dos direcciones del régimen colonial<br />

se articula una economía del deseo que permanentemente mezcla las dos<br />

dimensiones. Y si el poder necrótico tiene la característica de desplegarse como<br />

absoluto, en el sentido de que funciona sin reparo, también podemos decir que<br />

se entrelaza con las figuras del deseo que pone en circulación. Seguidamente,<br />

la animalización parece ser un recorrido problemático pero que en cierta<br />

forma pone en el centro de la escena las debilidades de los modelos explicativos<br />

centrados en el sujeto y su soberanía, al mismo tiempo que remarca<br />

la operación sobre los cuerpos y las poblaciones en términos de un stock,<br />

disponible para una economía que claramente no tiene en su centro el problema<br />

político.<br />

El fauno en su laberinto<br />

Reflexiones finales<br />

El fauno, la deidad rústica de los romanos, caracterizado por una imagen que<br />

en sí misma contiene la humanidad y la animalidad que nos habita, parece<br />

prolongarse en la tramas de una historia de la soberanía y de su correlato,<br />

la biopolítica. En su carácter oracular, este dios, voluptuoso, lascivo, habitante<br />

del bosque, tiende a manifestarse con características espectrales y proferir gritos<br />

horrorosos. Pero su figura, casi como ninguna otra, parece sintetizar lo<br />

que hemos intentado pensar aquí por diferentes derivas. Su representación<br />

pictórica está asociada las más de las veces a un humano con patas de cabra y<br />

pezuñas. O podríamos pensar al revés, y decir que se trata de una cabra con torso<br />

humano. En la inversión está precisamente la clave que diferencia un relato que

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