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UNIDAD 5

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TEORÍA GRAMATICAL IV<br />

Profs. Carmen Acquarone – Alicia Gil<br />

son a los que hay que atribuir el que los tiempos se hayan equiparado a priori con el Tiempo. Esta equiparación<br />

la hemos rechazado a limine. ¿Hemos llegado, pues, al momento de reconocer que en el concepto de perspectiva<br />

comunicativa se oculta algo del concepto de Tiempo?<br />

No creo que los tiempos en la perspectiva comunicativa sean formas más temporales (de Tiempo) que en sus<br />

otras características. Al decir que los tiempos del lenguaje no tienen nada que ver con el Tiempo, no quiere esto<br />

significar que los tiempos nieguen el fenómeno extralingüístico del Tiempo. Los procesos del mundo real se<br />

desarrollan en el Tiempo e incluso el discurso mismo es uno de esos procesos. Este tiempo físico, mensurable,<br />

ya está presupuesto en el lenguaje al mismo tiempo que el mundo real. Es cosa que no tiene nada de particular;<br />

al fin y al cabo la palabra "hora" también presupone Tiempo. De la misma manera, también las perspectivas de<br />

retrospección y de prespección en algunos tiempos presuponen Tiempo.<br />

Para hacerme entender mejor volvamos una vez más a la diferenciación básica entre Tiempo narrado y<br />

temporalidad. Ni el uno ni la otra son Tiempo mensurable por el reloj. Por eso tampoco existe una<br />

"pretemporalidad" ni una "postemporalidad" esquemáticamente imaginadas. La perspectiva comunicativa en el<br />

mundo narrado y en el mundo comentado es cualitativamente distinta en la proporción en que el "Tiempo<br />

narrado" y la "temporalidad" sean también cualitativamente distintos. En el mundo narrado existe también un<br />

presente; pero no es el presente en que tengo que decidirme. También hay un futuro; pero no es, con palabras de<br />

Heidegger, un "estar a la muerte" 4 . Y, finalmente, hay también un pasado; pero no es el pasado que me acucia,<br />

"qui me hante" (Sartre) 5 . No hay que entenderlo únicamente como un pasado ominoso y un futuro amenazador.<br />

También los recuerdos agradables y "la noche sosegada / en par de los levantes de la aurora" pueden entenderse<br />

como posibles perspectivas comunicativas de esta temporalidad. Sin embargo, lo decisivo es la significación<br />

existencial. Lo que ve la retrospección en el mundo comentado compromete y prejuicia. Lo que ve la<br />

prespección en el mundo comentado desafía como promesa o amenaza nuestras preocupaciones y ocupaciones,<br />

pues comentar es hablar comprometidamente. Esto vale también para la retrospección y la prespección. Para lo<br />

que no vale es para el mundo narrado.<br />

La retrospección y la prespección son en el mundo comentado manifestaciones de compromiso; la<br />

retrospección y la prespección son en el mundo narrado manifestaciones de la libertad. El pasado, por ejemplo,<br />

que estoy narrando, como pasado narrado está ya transformado. Este pasado pueden ser "los buenos Tiempos<br />

aquellos" o "aquella mala racha que sufrimos"; como Tiempo narrado es menos penetrante y ha quedado<br />

despojado de su carácter de compromiso inmediato. [...]<br />

En esto consiste la libertad del narrador que han conocido siempre los poetas épicos y los narradores. Desde<br />

los tiempos de la famosa correspondencia de Goethe y Schiller 7 a propósito de las características del poema<br />

épico, éstas se han convertido en objeto de la crítica literaria. Goethe, en su carta del 19 de abril de 1797, le<br />

participa a Schiller una observación que ha hecho respecto de la técnica de la composición: que uno de los<br />

rasgos fundamentales del poema épico consiste en un ir y venir constante. [...] Por último, en su carta del 26 de<br />

diciembre de 1797, vuelve Schiller sobre el tema con estas frases famosas:<br />

"La acción dramática se mueve ante mí; alrededor de la épica yo mismo me muevo, y ella casi parece estar queda.<br />

Según mi opinión, en esta diferencia se encierran cosas importantes. Si los sucesos se ofrecen ante mi vista, mis sentidos me<br />

encadenan al presente, mi fantasía pierde su libertad, dentro de mí va surgiendo y asentándose un continuo desasosiego;<br />

tengo que estar asido al objeto; se me niegan el examen a posteriori y la meditación porque voy arrastrado por una fuerza<br />

exterior. Moviéndome en torno de los sucesos que no pueden sustraerse a mi arbitrio tengo la posibilidad de avanzar con<br />

paso desigual; puedo demorarme, según mis necesidades subjetivas, más o menos tiempo, puedo retroceder o adelantarme<br />

algunos pasos, etc. Todo esto se acuerda muy bien con el concepto de cosas pasadas, que pueden pensarse como quietas y<br />

tranquilas, y con el concepto de narración, pues el narrador ya conoce la conclusión al principio y en el medio y, por<br />

consiguiente, todos los momentos de la acción tienen para él el mismo valor, conservando de esa forma continuamente una<br />

libertad serena".<br />

En su Estética recoge A. W. Schlegel estas ideas citando el ejemplo de Homero en cuyos poemas épicos se<br />

manifiesta la "serena reflexión del narrador". La serenidad diferencia al mundo épico de nuestro agitado mundo<br />

4 Martin Heidegger: Sein und Zeit, 1927, § 51.<br />

5 Jean-Paul Sartre: L'être et le néant, 1943, pág. 152.<br />

7 Der Briefwechsel zwischen Séller und Goethe, 3 vol., Insel-Verlag, 1955.

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