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UNIDAD 5

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TEORÍA GRAMATICAL IV<br />

Profs. Carmen Acquarone – Alicia Gil<br />

embourbée. Alors saint Dmitri l'aida. La boue était épaisse, la fondrière profonde. Il fallut batailler pendant une heure. Et<br />

quand ce fut fini, saint Dmitri courut au rendez-vous. Mais Dieu n'était plus là 20 * .<br />

¿Es necesario, a la vista de este texto, demostrar una vez más hasta qué extremo es inapropiada una<br />

interpretación de la leyenda desde el punto de vista del aspecto? Durante una hora el santo tiene que luchar con<br />

el carro; sin embargo, la oración está en perfecto simple. La primera vez tenemos il se hâtait (imperfecto); la<br />

segunda, il courut (perfecto simple). ¿Es que una vez marchaba a la "carrera" y la otra "como un rayo"? No se<br />

trata de expresar esta diferencia. Si Camus lo hubiese querido así, habría podido encontrar las palabras que están<br />

previstas para el caso. Y para tal caso no están los tiempos.<br />

[…] Tenemos, pues, un núcleo narrativo en perfecto simple desde la tercera forma temporal (rencontra)<br />

hasta la penúltima (courut). En medio de este núcleo narrativo las circunstancias secundarias están en<br />

imperfecto.<br />

Alrededor de este núcleo narrativo hay un marco formado por una introducción y una conclusión, ambas en<br />

imperfecto, que, en esta leyenda, no son circunstancias secundarias. La leyenda en sí no se comprendería si no se<br />

supiese que San Dmitri tiene una cita con Dios, y tampoco se comprendería la agudeza humanística o teológica<br />

si faltase la frase final. Pero la introducción y la conclusión no son simplemente la primera y la última oración<br />

del relato, sino partes el relato que narrativamente conllevan funciones especiales. La introducción es<br />

exposición; da a conocer el mundo que va a narrarse invitando al lector o al oyente a encaminarse a él. La<br />

conclusión cierra este mundo misterioso del relato, en el que un mortal se cita con su Dios, conduciéndonos a la<br />

moraleja de la leyenda, que pertenece al mundo comentado. De ese mundo maravilloso volvemos al nuestro<br />

cotidiano en el que no se dan citas con Dios, pero en el que hay moral y teología, y en el que éstas pueden<br />

discutirse. Se trata de dos funciones que cualitativamente son distintas del mero narrar porque marcan la<br />

divisoria entre el mundo comentado y el mundo narrado. Son dos funciones que circundan el propio cuerpo<br />

narrativo en el que se desarrolla el relato.<br />

Desde esta perspectiva uno puede imaginarse el armazón de un cuentecito que permita distinguir las tres<br />

fases fundamentales del proceso del relato: Era una vez una pobre huerfanita... Un día pasó un príncipe por<br />

delante de su casa, se enamoró de ella y se casaron... Muchas eran las chicas que envidiaban su suerte. [...] Los<br />

tiempos en este caso son: imperfecto, perfecto simple, imperfecto. Las tres fases de la narración, introducción,<br />

núcleo narrativo y conclusión son a la vez tres fases de los tiempos. De este modo la narración cobra relieve y se<br />

distribuye en un primer plano y en un segundo plano. El imperfecto es en el relato el tiempo del segundo plano;<br />

el perfecto simple es el tiempo del primer plano.<br />

Qué sea en el relato el primer plano y qué el segundo es cosa que no puede decirse de una vez para todas, si<br />

es que aún no quiere admitirse la inversión de los términos según la cual es segundo plano todo lo que está en<br />

imperfecto, y todo lo que está en perfecto simple es primer plano. Para la distribución de estos tiempos en la<br />

narración no hay leyes inmutables, excepto el que ambos aparecen entremezclados. En cada caso particular su<br />

distribución depende del criterio del narrador; sin embargo, su libertad está limitada por algunas estructuras<br />

fundamentales del acto de narrar. Al principio de la historia es necesaria una exposición de ciertas proporciones<br />

que constituye normalmente una introducción. En la introducción hay normalmente un tiempo del segundo<br />

plano. Muchos relatos subrayan expresamente el final por medio de una conclusión que, además, se inclina por<br />

el tiempo del segundo plano. Esto no es necesario ni ocurre siempre, pero al principio y al final de la narración<br />

se encuentra con relativa frecuencia una acumulación de tiempos del segundo plano, tal como muestra la leyenda<br />

de San Dmitri. Luego, en el propio núcleo del relato se encuentran los tiempos del segundo plano imperfecto y<br />

también pluscuamperfecto en circunstancias secundarias, descripciones, reflexiones y todos los demás objetos<br />

que el narrador quiere ver desplazados al segundo plano.<br />

Por otra parte, tampoco es posible predecir a priori qué será en el relato primer plano y qué estará en<br />

20 Aquí prescindo de la moraleja de la historia que, naturalmente, se encuentra en los tiempos del mundo comentado: il y a<br />

ceux que arriveront toujours en retard au rendez-vous parce qu'il y a trop de charrettes embourbées et trop de frères à<br />

secourir.<br />

* Se había citado en la estepa con el mismo Dios y se apresuraba, cuando encontró a un campesino cuyo carro se había<br />

atascado en el barro. Entonces San Dmitri lo ayudó. El barro era espeso y el bache profundo. Fue preciso batallar durante<br />

una hora. Y cuando ello hubo acabado, San Dmitri corrió a la cita. Pero Dios ya no estaba.

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