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UNIDAD 5

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TEORÍA GRAMATICAL IV<br />

Profs. Carmen Acquarone – Alicia Gil<br />

cotidiano. Por ello, el poema épico tiene su Tiempo propio, cuyo decurso, contrariamente a lo que ocurre con<br />

nuestro Tiempo, puede remontarse en cualquier ocasión "aprovechando cada elemento posterior para volver a<br />

tocar algo anterior" 8 .<br />

Después de los juicios de Schiller, Goethe y Schlegel ha quedado canonizada la estética del poema épico<br />

según las características descritas, de forma que Wolfgang Kayser puede hablar de una "ley épica" 9 . Es una ley,<br />

o mejor dicho, un principio de la perspectiva narrativa que describe la actitud comunicativa del narrador<br />

omnisciente y, por ello, dueño de la situación. La retrospección (por ejemplo, en forma de reproducción del<br />

pasado) y la prespección (por ejemplo, al anunciar el desenlace de la historia) ponen de manifiesto al mismo<br />

tiempo que para el narrador no hay secretos y que éste es libre.<br />

[...] Así se ve que la retrospección y la prespección en la narración son, ante todo, perspectivas narrativas. Al<br />

modificarse éstas, se modifica también de la misma manera algo más que la sucesión narrativa y el decurso<br />

temporal (de Tiempo) de la historia: se modifica la interpretación del mundo narrado. [...]<br />

NARRACIÓN, PASADO, VERDAD<br />

El imperfecto, el perfecto simple y los otros tiempos del grupo II son, pues, señal de que nos encontramos<br />

ante una narración. Su misión no consiste en anunciar que nos encontramos ante un pasado. Sería injustificado<br />

identificar lo narrado con lo pasado. Ambos conceptos no coinciden. Lo pasado podemos actualizarlo sin<br />

narrarlo e, inversamente, podemos narrar sin que se trate de lo pasado.<br />

Nuestro comportamiento respecto del pasado no es cosa sencilla. Jean-Paul Sartre ha advertido que la<br />

polémica en torno al ser o no ser de lo pasado no agota el problema. Si lo pasado, según Bergson y Husserl, es,<br />

o, según Descartes, ya no es, todo va a parar a lo mismo al romperse el puente entre el pasado y el presente. [...]<br />

La respuesta de Sartre reza así: el pasado como pasado mío es componente de mi vida y de mi existencia actual:<br />

je suis mon passé 10 .<br />

Me inclino a pensar que Sartre ha tendido un puente demasiado ancho entre el pasado y el presente. Existe<br />

no sólo mi pasado; también hay un pasado intrascendental para mí. No todo pasado pesa sobre mi existencia.<br />

Sartre, en cierta ocasión, pone con aquiescencia en boca de Heidegger la frase siguiente: "soy lo que digo" 11 .<br />

¿Por qué no combina esta frase con su propia fórmula "yo soy mi pasado", para llegar a: "soy como digo el<br />

pasado"? Y es que puedo narrar el pasado, lo cual es a la vez un camino para liberarme de él neutralizándolo en<br />

el lenguaje narrativo. Mas también puedo comentar el pasado. Muchas lenguas han previsto un tiempo propio<br />

para comentar el pasado: el pretérito perfecto (o sus correspondientes en otros idiomas). El pasado que comento<br />

es siempre mi pasado y una porción de mi existencia. Y precisamente porque me afecta a mí lo comento.<br />

Aunque haya quedado atrás, es posible que para mí esté más cerca que cosas presentes que no comento o cosas<br />

futuras que narro. La frontera estructural entre el mundo narrado y el mundo comentado pasa a través del pasado<br />

y la cuestión que se plantea es si, bajo estas condiciones, tiene algún sentido hablar "del" pasado. El lenguaje, en<br />

todo caso, no pone a nuestra disposición una forma semejante de comunicación. El lenguaje conoce dos clases<br />

de pasado: uno que es mío y del que trato como trato de las cosas que directamente me afectan en mi situación<br />

comunicativa y otro del que me distancio a través del filtro de la narración. Quizá la vieja cuestión del ser o no<br />

ser del Tiempo pueda, también desde este punto de vista, llegar a una respuesta más atinada.<br />

Si quedamos en que no todo pasado es narrado, hemos de admitir, a la inversa, que no toda narración está<br />

narrando pasado. Ya al principio de este libro citamos novelas que llevan su acción hasta el presente o que se<br />

desarrollan totalmente en el futuro, sin que por ello dejen de emplear los tiempos del mundo narrado. En las<br />

novelas utópicas aparece bien patente lo que tiene validez para la literatura de ficción en general. El espacio<br />

ficticio de esta clase de literatura no es el pasado. Incluso cuando encontramos en una novela una fecha que<br />

corresponde a la Edad Media, ni siquiera sabemos si se trata, para decirlo con palabras de Paul Claudel, de una<br />

8<br />

A. W. Schlegel: Kritische Schriften und Briefe, publicados por Edgar Lohner, T. II (Sprache und Literatur V). Stuttgart, 1963,<br />

págs. 311 s.<br />

9<br />

Wolfgang Kayser: Das sprachliche Kunstwerk, 1959, págs. 349 s.<br />

10<br />

Sartre: Op. cit., págs. 152 ss.<br />

11<br />

Ibíd., pág. 440.

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